NOTA:
Hace ya muchos meses retomé la serie de La Lavadora, actualizando los dos artículos que tenía finalizados un año antes, y se los pasé a AMT, que tiene su blog como yo el mío: abandonado.
En su caso, se debe (confirmación personal) a su sobrecarga laboral y divulgadora, batiendo todos los récords de comparecencias públicas y no tan públicas.
El mío es diferente, pero espero que al menos se estabilice: este fin de semana he vuelto a cambiar de trabajo, coletazos del cambio “exprés” y “sorpresa” del pasado Noviembre. Dejo la automoción para dedicarme a la aviación (paso del BAU al BAU al cuadrado).
Muy probablemente esté ocupado haciendo los deberes con leyes y normativas nuevas, pero presumiblemente baje mi perfil en otras partes como los podcasts con Maestro Félix Moreno.
Dados los recientes eventos importantes, hay temas que abordar muy relevantes, pero antes es necesario ver algunos puntos que ya expliqué en estas dos entradas que vienen ahora y que no han sido publicadas. Eso, además, me proporciona un tiempo para ir adelantando faena y “aterrizando” en mis nuevos deberes.
En esta entrada de hoy se analiza el tema de los mercados eléctricos, facturas de la luz y otros elementos importantes de cara a la electricidad. Ojo: está “caducada”, y es obvio cuando uno la lee, pero de todas formas, es una gran revisión de lo que ha pasado en este año pasado, de la velocidad a la que evoluciona todo, y la actualización precisamente es lo que intersa.
De todas formas, la siguiente entrada tiene otros toques más interesantes porque empieza a sacar algunos trapos sucios más directos y actuales, o al menos, más relacionados con las portadas de estos días sobre la agricultura. Aún así, hacen falta las dos y la actualización para empezar a ver la relaciones entre todo este entramado.
Para aquellos que no hayan leído las otras entradas de La Lavadora, aquí los enlaces:
Una noche de calma chicha. Prelavado (1).
Una noche de calma chicha. Preaclarado (2).
La lavadora de Medianoche usa Detergente y Agua Caliente. Lavado Normal (3).
La lavadora de Medianoche usa Detergente y Agua Caliente. Lavado Intensivo (4).
La lavadora de Medianoche usa Detergente y Agua Caliente. Aclarado (5).
La lavadora de Medianoche usa Detergente y Agua Caliente. Sin Suavizante (6).
Os dejo con la entrada 9.
La Lavadora de Medianoche IX.
La Colada de los 7 Mercadillos.
Prólogo.
En la anterior entrada empezamos la parte del análisis que tiene que ver con los precios de la factura de la luz que pagamos los ciudadanos (y muchas empresas).
Aunque este bloque es diferente de los otros, el paso de aquellos a este es más difuminado. Si bien los dos primeros se centran en la producción (‘Punto A’), y la distribución (‘el camino de la electricidad’), este tercer bloque aborda un análisis de los usuarios (el ‘Punto B’), que, al ser mucho más grande y variado, es mucho más complejo.
Incluso dentro de este bloque, hay diferentes apartados. Se empezó por la parte del autoconsumo porque es algo muy de moda hoy en día, hay mucho negocio detrás, así que hay mucha propaganda (en el sentido amplio, incluyendo connotaciones negativas del término).
Esta entrada de hoy ahonda en el núcleo central de todo este follón a nivel económico, la factura de la luz de los que la pagamos ‘normalmente’, es decir, dejando de banda contratos privados de las grandes empresas y demás.
Aquí hay PYMES además de toda la población, que somos los que aguantamos lo peor.
De todas formas, el tema es peliagudo, y hay un dicho sumamente apropiado para esta parte del análisis: si entiendes el mercado eléctrico y cómo se fijan los precios, es que no te lo han explicado bien.
Veamos primero cómo funciona esto de ‘los mercados’.
‘Spot’ y los siete mercadillos.
Volvamos al tema ‘precio de la electricidad’, ese según el cual la electricidad en España es más barata que en el resto de Europa.
Sin embargo, como estamos viendo habitualmente en esta serie, eso es incorrecto desde el momento en que nos fijamos sólo en una parte en lugar de en el todo, de forma similar al hecho de las diferencias de precio del gas.
Ojo, eso es independientemente de la medida del ‘tope’ al gas, ya que la diferencia estriba, precisamente, en la parte de la factura que NO está referenciada al consumo, la ‘parte fija’.
Por supuesto, esa noticia no está actualizada y seguramente aunque la medida haya paliado la subida del precio final de la factura, más que bajar el precio aquí, lo que pasa es que sube el precio allí. Es decir, a estas alturas lo más probable es que el precio de la energía esté por encima del tramo fijo, pero por la subida más abultada del primero más que nada.
El asunto de ‘fijar precios’ es cualquier cosa menos transparente, claro, fácil y evidente.
Para empezar, no hay un precio. Por mucho que nos pongan uno en las noticias.
Si uno se mete a leerlas, muchas veces verá que hay un ‘mercado mayorista’, y otras un ‘mercado spot’.
En realidad, no hay ‘un mercado’ que ‘fije el precio’. Ni dos.
Hay 7 + 1.
Si, hay siete mercados. Y un octavo. Esos primeros siete mercados son ‘secuenciales’, van ‘por fechas’ (y horas), mientras que el ‘octavo pasajero’, recién llegado a nuestras casas, no es secuencial, es el ‘mercado continuo’ o ‘spot’.
De los siete mercadillos, hay uno que es el que se menciona a menudo, que destaca, la ‘estrella’, y es el que se conoce como ‘la subasta diaria’, al que podríamos apodar ‘gruñón’.
Resulta que estos dos, el ‘spot’ y el ‘gruñón’ son los dos mercados que se llevan todas las menciones, los que han criado su fama. El primero porque ‘lava’ ciertos temas presuntamente muy a favor de las renovables, mientras que el último porque es el que hace gruñir a la gente con sus subidas de precio ya que es el que establece los publicitados récords.
Como de costumbre, son los otros seis mercados los que en realidad hacen todo el ‘trabajo sucio’ que al final es el que tenemos que pagar.
Empecemos por una ‘foto de familia’ (obtenida de aquí):
Como se ve, hay dos mercados anteriores a ‘gruñón’, los llamados mercados a plazo. Son contratos a largo plazo entre productores y consumidores. El primero es ‘Juan Palomo’ (yo me lo guiso, yo me lo como), meramente privado, para grandes cuentas, y no afecta al precio que paga la población.
El segundo tiene algo más que ver con el precio final que pagamos pero tampoco es relevante.
El tercero es el Mercado Diario, el que se fija mediante subasta, el mayorista, el que marca los récords, el que nos hace gruñir ante las noticias, pero en realidad nos afecta mucho menos de lo que creemos, como veremos a continuación. Pero es dónde se mueve una gran parte del dinero.
Gruñón.
Sin embargo, tiene mucha enjundia y se merece que sea abordado con más detalle… en otro momento más adelante.
Luego quedan todos los otros temporales, los de corto plazo (Restricciones, Reserva Secundaria, Intradiarios, Desvíos + Restricciones técnicas + Reserva Terciaria), y el ‘continuo’.
Este último mercado es el último en llegar, el ‘mercado spot’, diario, en ‘tiempo real’, y que a veces también suele aparecer en muchas noticias, sobre todo aquellas que ‘favorecen’ a las renovables.
Este mercado se puede calificar como ‘el mercado de las sobras’.
Las previsiones meteorológicas no son precisas (recordemos que puede aparecer una nube justo encima de un gran parque fotovoltaico, mientras el resto del país está soleado), y a veces sobra energía producida bien por unos, bien por otros.
En ese momento, esos sobrantes, pequeños, se ponen en el mercado ‘spot’ en el ‘tengo esto que te puedo vender ahora mismo’.
Ese mercado, al que a veces se indexa el precio de compra de los excedentes fotovoltaicos a los prosumidores, es más variable que el mayorista, y suele tender a la baja habitualmente en ciertos momentos para ciertas tecnologías, a pesar que el precio es ‘para todos igual’.
En realidad, este mercado es el gran invento, el gran negocio, y por tanto la base que se está utilizando para pagar los excedentes fotovoltaicos, para luego cobrar la demanda pico a los prosumidores. No es una casualidad, sino una causalidad.
Recordemos cual es la máxima ley de la economía: la de la oferta y la demanda.
Si hay mucha oferta y poca demanda, el precio caerá por debajo incluso del coste.
¿Porqué el precio de la fotovoltaica en el mercado spot está por debajo de 1 céntimo el Kwh?
Pues simple: porque nadie lo quiere.
Los precios bajos de la fotovoltaica en realidad se deben a que hay exceso de oferta para momentos de baja demanda. Y por eso el día del curtailment, el Domingo de Pascua, el precio era prácticamente cero: nadie lo quiere, así que tengo que dejar de producir.
Interioricemos este hecho, esta premisa básica.
No es que la fotovoltaica salga muy barata: es que nadie la quiere.
De todas formas, este mercado mueve muy poquito dinero.
Antes de continuar, una observación importante: resulta sumamente pertinente que uno se fije a qué mercado le van a indizar el precio del kWh que va a consumir. Ese presupuesto que comenté en la anterior entrada, jugaba con esos mercados y la fijación de los precios en los mismos para tener un saldo muy beneficioso para la comercializadora (esos que cobran por no producir nada en absoluto, pero mucho por estar en medio entre el consumidor y el productor).
Es decir, aquellos prosumidores que trabajan, tienen que malvender sus kWh fotovoltaicos a precios irrisorios cuando no están en casa, kWh que utilizamos otros como el que esto suscribe a ‘tarifa plana’, así que las comercializadoras se forran comprando muy barato y vendiendo a un cierto precio medio.
Claro que luego por la noche… los prosumidores tienen que consumir a precios máximos de mercado (contra los que la fotovoltaica nunca hará nada), muy por encima de lo que pagamos los que tenemos ‘tarifa plana’ (en mi caso, además, a estas horas, nada en absoluto). Con lo que las comercializadoras vuelven a sacar tajada a costa de los prosumidores.
Es decir, ese ‘mercado spot’ es muy beneficioso para unas comercializadoras que venden lo que producen los prosumidores, quienes encima tienen que hacer frente a los costes de inversión en la producción en lugar de dichas comercializadoras u otros oligopolios.
Un negocio redondo para todas aquellas comercializadoras a costa de los trabajadores. Todo por cortesía de este recién llegado.
Otros cardan la lana.
El resto de mercados a corto plazo, sin embargo, son los que fijan la mayor parte del coste eléctrico, y es dónde se esconden la mayoría de las cosas. Por eso no se mencionan.
Afortunadamente, una web nada sospechosa de sesgo anti tecnología y anti renovables, explica muy bien esta situación: Xataca. Esta entrada es de lo más recomendable.
De ahí podemos sacar dos gráficas muy ilustrativas, una en forma de ‘tarta’, la otra en forma de tabla con datos reales de 2018.
Aquí se puede observar que la mayoría de lo que pagamos en la factura de la luz NO es la energía eléctrica, es el ‘término fijo’ (que de fijo no tiene nada). Esos costes regulados son lo que hace que nuestra factura sea la más cara.
Bien, en la ‘foto de familia’ anterior, en la tercera columna, titulada ‘gestor’ hay varios nombres relevantes. Dos de ellos son los más destacables: OMEL y REE. En realidad, OMEL hace referencia al OMIE. La REE ya sabemos todos quién es.
Son de especial interés aquellos mercados que gestiona la REE: distribución, restricciones técnicas, reservas de potencia (ojo con la coletilla de ‘subir’ que aparece en la tabla).
Estos mercados forman una parte importante de la factura, y básicamente cubren lo que venimos denunciando desde esta serie: los costes ‘ocultos’ de las renovables, empezando por la gestión de la intermitencia y la inestabilidad que éstas meten en la red.
El Domingo de Pascua ya se habló que se recortó fotovoltaica, mientras que las centrales de gas continuaron trabajando a pesar que en la ‘casación diaria’ (‘gruñón’) no había previsto cubrir nada de producción durante varias horas con gas.
Hecho que se ha repetido en reiteradas veces ya desde la pasada primavera. Hecho que se va a agravar.
Es decir, las centrales de gas ni siquiera llegaron a subastar y por tanto, a fijar precio, sin embargo tuvieron que producir. Entonces ¿a qué precio produjeron? Porque si tuvieron que producir al precio de subasta igual tenían pérdidas.
No, tuvieron que producir para mantener la red estable. Y esa producción es de las que se factura en esos mercados de corto plazo gestionados por razones técnicas bajo la supervisión de la REE (esos mismos que tuvieron que lidiar con la separación de la red europea el 8 de enero de 2021).
Esos costes de estas centrales que están produciendo por ‘exigencias del guión’ no aparecen en ningún lado, por supuesto que son caros, muy caros, no sólo por ser de gas o hidro (y no toda la hidro, pues sólo algunas hidro así como el gas pueden suministrar lo que necesitamos), sino también porque están obligadas a producir sin vender, o vendiendo muy poca parte de su producción (es decir, facturando a precio de ‘mercado diario’).
Dicho de otra manera, esta parte de la factura en la que muy pocos se meten, que encima es la más sustancial (bueno, fue la más sustancial hasta 2021, que el panorama ha cambiado mucho desde entonces) que la de la energía: una buena parte de sus costes son para cubrir los desaguisados de las renovables eléctricas intermitentes y descontroladas.
Son un sobrecoste de la factura que se debe a las renovables que tanto promocionan, pero que no se les imputan.
Un sobrecoste que hace subir el precio de la factura eléctrica más que lo que lo reducen dichas renovables.
Un sobrecoste por el que en su momento se intentó cargar a los culpables con un peaje de acceso, y que despertó muchas iras (es importante analizar quién se rasgó las vestiduras, ninguno de ellos ‘pobres’ o ‘trabajadores’, más [bien aspirantes a] clase alta) llamándolo ‘impuesto al Sol’.
Ya hablaremos del necesario y vilipendiado ‘impuesto al Sol’ y del aplaudido ‘impuesto al Aire’, así de quién hay detrás de todo esto y por qué la manipulación social ha hecho famoso al primero y está suprimiendo cualquier noticia del segundo.
Pero eso no es todo. Mucho se habla de las renovables y las subvenciones e incentivos fiscales, de su ‘rentabilidad’, etc. Es común encontrar informaciones dónde se dice que las renovables no necesitan subvenciones porque son (¿muy?) rentables ya con los precios actuales.
Sin embargo, en otro desglose de los costes de la factura eléctrica, aparece un término muy interesante: RECORE. Renovables, Cogeneración y Residuos dan pie al acrónimo. Primas y subvenciones (¿esas que no se necesitan?) a las renovables.
Como se puede ver, es la segunda partida en volumen (alrededor de ⅓ frente al apartado energía), en coste, de la factura eléctrica que pagamos.
No está mal por no necesitar subvenciones.
(NOTA: en 2021 hubo un cambio en la formación de la factura dónde se escondía el término RECORE, pero en realidad no se ha eliminado. Dado que éste es uno de los trapos sucios a nivel nacional, se abordará en la siguiente entrada. Pero, por si eso no basta, hay que recordar el plan REPowerUE con cientos de miles de millones de € en ‘ayudas’ a las renovables, lo que lo sitúa en la colada de trapos sucios a nivel internacional)
Volviendo estrictamente a los detalles técnicos, ya hemos comentado que una parte importante de la generación por gas es ‘por exigencias del guión’, es decir, técnica, y por tanto su facturación no está en la subasta diaria. Estos costes, que han aumentado debido a la proliferación de renovables eléctricas intermitentes y descontroladas, además de la subida del gas así como del ‘impuesto al Aire’, son en parte culpables de la subida de la factura (total) de la luz, especialmente del término fijo (ese que mayormente pagamos todos por igual). Pero no son las únicas.
Otra de estas causas de esta subida, es lo que se llaman ‘pagos por capacidad’. Se trata de unos pagos por mantener la capacidad de producción incluso en condiciones que harían que la central no fuese rentable. Sobre el papel, se pagan para asegurarse la estabilidad y capacidad de la red, y se centran en centrales de combustibles fósiles con la capacidad de generar en relativo corto plazo y de ser controlables, especialmente de subida.
De momento.
En los mercados se ve claramente en la coletilla de potencia o energía SUBIR.
Este tipo de necesidades descartan totalmente las renovables, incluso una buena parte de la hidro, sobre todo en casos de sequía. Es decir, hay unos gastos necesarios para mantener unas centrales que igual se usan poco pero que son necesarias para poder mantener la estabilidad de la red.
Estos costes han aumentado debido a que dichas centrales han reducido su presencia en la producción.
Estos costes van a aumentar debido al exceso de renovables… y ese aumento se va a ir a pagar a dichas renovables.
Antes, cuando no teníamos tantas renovables y la electricidad era producida mayormente con centrales despachables, incluso nos podíamos permitir el lujo de hacer unas nucleares más baratas y seguras que no tuviesen la capacidad de regulación. Con tener un cierto margen de potencia ociosa en una buena parte del resto de centrales era suficiente.
Pero a medida que este tipo de centrales controlables ha ido reduciendo su presencia en la red eléctrica, las necesidades de control han aumentado por partida doble: por un lado las renovables han incrementado la inestabilidad de la red, y por otra, se han reducido las centrales que aportan dicha estabilidad.
Así que ahora tenemos que gastar más dinero en mantener estas centrales por la decisión de apostar tanto por unas renovables que no nos dan lo que necesitamos. Y dado que estos costes no se cubren con la producción (energía), van a parar a estos otros costes añadidos y de tanto peso en la factura final, pero desaparecen de la ‘formación de precio’.
Y de toda discusión.
Especialmente de la discusión. Se llega incluso a negar que exista.
Esto nos da una imagen distorsionada.
Mordiendo la Manzana.
Pero podemos verlo de otra manera, y así de paso cubrimos escenarios de futuro y otras formas de ver el mismo efecto.
Ya se comentó en las simulaciones de la segunda entrada de la serie, de la necesidad de sobredimensionar la capacidad instalada, especialmente de renovables.
Podríamos homologar, igualar estas consideraciones al concepto de ‘infraestructura necesaria para el funcionamiento’ y que es (relativamente) ‘independiente de la energía generada’. Eso, además, tiene el mismo funcionamiento que unos costes fijos (amortizaciones y demás), también muy asociable al ‘término fijo’ de la factura. También es homologable al concepto de ‘pagos por capacidad’.
Según algunas noticias, se ha previsto aumentar la capacidad fotovoltaica en más de 100GW, y la eólica en más de 40GW, en total 144,6 GW de potencia renovable eléctrica intermitente y descontrolada pendiente de instalar con permiso de conexión.
Veamos, tenemos una potencia instalada de poco más de 115GW, y pretendemos instalar otros 144,6GW, para una demanda pico de 45,45GW, del 17 de Diciembre de 2007 (¿de hace 15 años?!?).
Es decir, se pretende tener un parque de 260GW de potencia para cubrir menos de 45GW, que equivale al 17%… de pico! Con medias habitualmente por debajo de los 40GW, la demanda media será del 15% de la potencia instalada o menos.
Se pretende tener una potencia instalada 6,5 veces la demanda. Y aún así, como vimos en la segunda entrada de la serie, tendríamos apagones sin grandes sistemas de almacenamiento.
Por eso esta gráfica dónde se ha simulado la generación renovable (eólica + fotovoltaica) que tendríamos supuestamente si toda esta potencia anunciada hubiese estado funcionando en enero de 2022. El aumento de eólica es de ‘sólo’ el 2,5, pero el de la fotovoltaica es de 8,5 veces la potencia nominal instalada en esa fecha.
Comparando con el consumo total, se puede ver que TODOS LOS DÍAS habría apagones justo tras la puesta del Sol. Y uno de esos apagones, duraría dos días y medio.
O sea, que necesitaríamos dos días y medio de almacenamiento de energía, no horas.
Y sin embargo, casi todos los días (menos esos dos de apagón), habría curtailment de fotovoltaica, siendo, habitualmente, del orden del 45 – 50% de la potencia instalada.
Y eso que es invierno, que en verano sería mucho mayor.
45 - 50 % de una energía que no se utiliza, que no se factura.
Bien. ¿Alguien en su sano juicio cree que eso va a salir gratis?
Y ojo, que aquí sólo estamos hablando de la infraestructura de producción. Pero es que para meter toda esta generación, que está fuera de los puntos de distribución actuales, hay que cambiar la red eléctrica de transporte y distribución, que tiene un coste, según el MIT, incluso más elevado que el de la propia parte de producción.
Y aún no hemos hablado de los costes de almacenamiento. Costes además muy relacionados con el tema de la eficiencia, así como de la estacionalidad.
Recordemos que el almacenamiento NO PRODUCE ENERGÍA. La gasta. Para almacenarla, primero hay que generarla en otra parte. Pero dado que el almacenamiento no tiene una eficiencia del 100%, hay pérdidas (o sea, consumo).
Por tanto, todo aquello que saquemos de algún tipo de almacenamiento, tiene dos costes: el del propio sistema de almacenamiento, y el de la energía que se le ha metido en bruto, no en neto.
Por ejemplo, la hidroeléctrica con bombeo tiene un rendimiento total del orden del 60 – 70%. La generación eléctrica, generalmente basada en una turbina Francis, está en el orden del 80 – 85% (90 % de la turbina, algo más del 90% del generador, y algo así como 98% de la transformación).
El bombeo está en un rango similar. Eso hace que en total para sacar un MWh haya que meter (comprar) 1,38 MWh (más o menos, a ojímetro, depende de cada instalación, tamaño, situación, etc).
Eso implica que los MWh que se saquen de almacenamiento van a costar un 38% más de saque de lo que costaban los MWh que se almacenaron… y eso sin contar los costes de infraestructura.
En el caso de las baterías, el rendimiento es (algo) más elevado, el sobrecoste se halla alrededor del 25% o así, pero el coste de infraestructura es mucho más elevado (del orden de 500€/KWh). Y dura mucho menos (unos 6 años en España, que se puede aumentar a costa de reducir el rendimiento consumiendo energía para enfriar las baterías), así que la amortización se dispara.
En el caso del Hidrógeno, ya se mencionó que el rendimiento total es del orden del 25% en el mejor de los casos (otras voces mencionan del orden del 10%), lo cual significa que el MWh almacenado nos sale mínimo por cuatro veces el precio del MWh producido… y los costes de infraestructura y sobre todo, almacenamiento, son todavía más elevados.
Por eso el rendimiento de cualquier sistema de almacenamiento es relevante.
Además, tendríamos los sobrecostes por recorte de la producción, el curtailment que ya hemos vivido. En este caso, además, podemos echar una ojeada a los que van más adelantados en este terreno: California.
En la gráfica adjunta se puede ver la energía que se ha dejado de producir debido al exceso de renovables, y que se puede observar que ha aumentado a cada año, cuanta más fotovoltaica se ha instalado. Es muy notoria la diferencia entre fotovoltaica (la que más inestabilidad genera con diferencia, además de la que más se instala) y eólica (menos descontrolada, y con menor crecimiento).
Y aún así, los problemas de cortes programados por áreas han sido comunes, y las restricciones este verano de 2022 no sólo se han hecho famosas por pedir que no se utilicen los aires acondicionados, sino por pedir que no carguen sus coches eléctricos debido a los problemas de inestabilidad.
Ojo porque además piden específica y especialmente que los vehículos eléctricos no se carguen durante las horas de producción fotovoltaica (¿pero no era exactamente esa la idea de los cochepilas, la de cargarlos con el Sol?).
No está mal para querer que para 2025 sólo se vendan cochepilas en ese estado. Una buena manera de incentivar su compra, desde luego, una apuesta muy inteligente.
Por supuesto, parte de la culpa se la echan a su envejecida red eléctrica. Y con razón: ya hemos dicho que el MIT había avisado de esa situación. En realidad, más que envejecida, simplemente no está a la altura de los requerimientos.
China está en una situación similar: también restringe la carga de vehículos eléctricos porque estresa su red eléctrica.
Y le ha seguido nuestros vecinos del Norte: La France.
Pero resulta que para esa necesaria renovación de la red eléctrica no hay ni dinero ni financiación: no da votos, así que se neglige una y otra vez.
Entre otras cosas, porque resulta evidente que la transición energética va a salir mucho más cara de lo que nos dicen, y todo por ‘exigencias de un guión’ que encima se niegan a aceptar. Y con ello, la evidencia que las renovables suben la factura por otros medios empieza a ser visible para un público desinformado, muy a pesar de los avisos que algunos llevamos años publicando.
Primero, nos vienen con la fotovoltaica, diciendo que la intermitencia no es un problema. Pero la factura final no ha parado de subir a medida que se iba añadiendo potencia fotovoltaica.
Luego, que hace falta almacenamiento. Y luego, o incluso antes, que hace falta una nueva red eléctrica.
En Alemania esto último también se ha hecho patente, así que ante el panorama en el que no se espera posibilidad real de aumento de almacenamiento, ni de mejora de la red eléctrica (muy cara puesto que se tiene que hacer en continua), y ante los elevados costes que ya tienen de curtailment, junto a una buena red de hidrogeneras ya instalada, les ha parecido buena idea el volver a resucitar el Hidrógeno 2.0 pero en su caso para meter dentro de los gasoductos tal y cómo se genera.
No olvidemos que las turbinas de CC necesarias para poder producir con Hidrógeno no son cualesquiera, y que básicamente sólo las fabrica Siemens.
Todo son ‘patadas hacia adelante’ junto a la falacia de los costes hundidos.
Tiene miga el asunto, puesto que no paran de decir que los costes de intermitencia son negligibles (aparentemente obvio: no hay ninguna entrada en la factura que ponga nada relacionado), pero luego empiezan a pedir que nos apretemos el cinturón, que hay que poner almacenamiento, que hay que mejorar la red de distribución, etc.
No está mal para no haber ‘costes de intermitencia’.
La cuestión es clara: hay unos costes debido a la intermitencia que no figuran a la hora de mirar el precio de la energía, pero sí a la hora de pagar la factura.
Estos costes vienen por tres lados diferentes:
Uno, el de almacenamiento. Aunque de momento tenemos poco, lo que tenemos es hidroeléctrica, que aporta como el 1% de la energía que consumimos al año… y se pretende duplicar… eso sería el 2%, algo totalmente irrisorio que no nos arreglaría nada, pero que, sin embargo, ante los problemas de sequía, sube el precio al competir con el consumo de agua.
Aún así, secundario, por mucha Hope (esperanza) que se ponga en decir que ese 2% nos va a solucionar el problema.
Segundo, el ya patente del sobredimensionamiento. Problema que además aplica especialmente a los prosumidores, que ya se quejan de que no consiguen reducir su factura porque la electricidad que consumen cuando están en casa es muy cara, mientras que la que producen la tienen que malvender, gentileza del ‘octavo pasajero’, el mercado ‘spot’.
Por supuesto, se quejan al gobierno que esto es ‘injusto’. Eso no les hubiese pasado si utilizasen gafas (para leer la letra pequeña) junto a esas neuronas que parece que no todos tenemos.
Sin embargo esto tiene mucho que ver con algo más gordo. A la luz de la gráfica anteriormente puesta, los recortes de producción implican que los que inviertan en fotovoltaica van a producir menos horas de las previstas ‘por exigencias del guión’, y a precios inferiores, así que no van a obtener la rentabilidad necesaria.
Habida cuenta que los precios de las celdas de silicio han multiplicado por tres el precio desde 2020, sobre todo debido al precio de la electricidad en China (alrededor de 150$/MWh), que tiene casi el monopolio en la fabricación de dichas celdas, seguir instalando grandes centrales fotovoltaicas pierde ‘encanto’, y deja de ser tan rentable… a pesar de los elevados precios de la electricidad que tenemos por aquí.
(Actualización Octubre 2023: ante el parón en las grandes instalaciones, el precio del Kwh solar está cayendo con fuerza, hasta el punto que las fábricas chinas están posponiendo la entrada en servicio de nuevas líneas de fabricación, incluso algunas están bordeando la bancarrota).
Lo mismo está pasando con las eólicas. Las tres grandes (General Electric, Vestas y la Hispano Alemana Siemens – Gamesa) van a recortar personal (¿en momentos en que se espera que la capacidad de generación, ergo la producción, aumente?), producción a la par que están subiendo los precios de sus aerogeneradores (o sea, ¿despiden a pesar que suben los precios?), por lo visto porque no esperan que se instale lo requerido. Incluso dejan de fabricar para parques que ya estaban previstos.
Por eso el Circe ha sacado una herramienta para recalcular la posible producción real, aplicado el curtailment, para que quienes tienen pensado hacer instalaciones nuevas puedan hacerse una idea de la rentabilidad real, no hipotética (que es la que se ha usado siempre, a pesar de que luego la realidad no ha cumplido esas expectativas, cosa además exagerada en el caso de los aerogeneradores debido a que su proliferación causa que haya menos viento).
(Actualización Octubre 2023: en la siguiente entrada veremos cómo eso precisamente ya es actualidad, y va a peor).
El resultado es que tarde o temprano hará falta un ‘pago por capacidad’ para que dichas instalaciones se hagan, bien como tal, bien como subvención, o bien mediante pago por energía no producida (recortada) atendiendo a criterios técnicos.
Ese es el encarecimiento de la parte fija de la factura que está por venir y que se irá en forma de pagos por capacidad a las renovables como se ha mencionado antes.
5G o la cartilla de racionamiento.
La tercera razón de la subida de los costes ‘fijos’ o indirectos debido a la gestión de la intermitencia, además, empeora debido a otro problema no computado: la ubicación.
Me refiero a la red eléctrica, obviamente, y con lo de la ubicación se hace referencia que, mientras los criterios de instalación de centrales atendían a precios y ubicación física, ahora la ubicación es menos elástica que antes.
Amén de la obviedad del hecho que la prioridad al no ser ya el precio, éste va a ser más caro.
Eso implica que las instalaciones eólicas se ubicarán dónde haya más viento (ojo, la mayoría de los puntos más interesantes ya están ocupados, así que el margen de ubicaciones se reduce, así como la rentabilidad de los nuevos parques). Y la fotovoltaicas dónde hay más sol y además cubran otros ciertos requisitos (como por ejemplo, que sea llano, fácil de acceso, con acceso a agua para lavar los paneles, etc. poniendo tierras de cultivo como los sitios más obscenamente probables, a costa del medio ambiente y de la producción agroalimentaria justo en un momento en que la comida se está disparando también en precio).
Y esto generalmente está lejos de dónde se requiere el consumo. Un caso muy claro es el comentado de Alemania, que produce mucho con eólica en el Mar del Norte, pero consume mucho en el Sur industrial (München, Nürmberg), lo suficientemente lejos como para que necesiten una gran y cara instalación de varias líneas de continua.
Todo eso complica mucho el tema distribución, y con ello, el precio de la ‘nueva’ red eléctrica necesaria. Dada la magnitud de la situación, y más si se pretende integrar el autoconsumo a la hora de mantener la red estable, este tercer punto que aumenta el precio resulta tan caro que no es abordable desde el punto de vista político sin más.
Por eso lo de las 5G, las Smart Grid y demás parafernalia.
Los mismos del ENTSO-e tienen un ‘estudio’ sobre la ‘nueva red eléctrica’ que básicamente viene a decir eso, aunque para entenderlo hay que leerlo entre líneas (Informe ENTSO-E).
La idea de estas 5G y Smart Grid es precisamente la de incluir a los prosumidores en el tema de recorte de producción, que de momento, a diferencia de Alemania, no se produce.
Pero sobre todo y ante todo, el tema de las 5G tiene dos apartados más.
El primero, el de traspasar parte del coste a los clientes finales, es decir, que una parte de esta red la vamos a tener que pagar nosotros de nuestro bolsillo, sobre todo a través de otros elementos como nuestras facturas de comunicaciones (de nuevo, escamotear, ocultar, esconder un coste incurrido debido a los problemas que generan las renovables metiéndolo en otras partidas diferentes, y encima pagando otros).
El segundo, el más peliagudo, el de utilizar dicho sistema como ‘cartilla de racionamiento’. Permite no sólo recortar la producción a los prosumidores, también permite recortar la utilización de ciertos electrodomésticos a los usuarios.
Un ejemplo que ya ha ocurrido este Septiembre en los EEUU ha sido que ciertos usuarios de un sistema de climatización han tenido sus termostatos intervenidos, fijados, por empresas externas a requerimientos del gobierno.
Igual que los inspectores que están pasando por la población en la que vivo para asegurarse que los aires acondicionados no bajan de los 26ºC, o al igual que el interés del gobierno suizo en las denuncias a aquellos que suban demasiado el termostato en sus casas este infierno invierno.
La nueva ‘Stasi climática’, los nuevos ‘policías de balcón’.
En este aspecto, se podría incluir que todo electrodoméstico que tenga el usuario debería ser ‘conectable’ a la red para poder ser utilizado, no sólo los termostatos, también las lavadoras, quizás las cocinas.
Y todo esto a cargo del usuario.
Por ‘exigencias del guión’... ‘y encima tenemos que poner la cama’.
Quien no lo haga, quien no obedezca, igual se queda sin luz (y sin su dinero, gentileza de Pay Pal). Quien no pueda pagárselo… pues ídem.
Al fin y al cabo, es un ‘ser insolidario’, un ‘infrahumano’ ‘sucio y contaminante’, ‘enemigo del planeta’, un ‘negacionista’. En realidad, un pobre trabajador que sólo puede hacer las cosas en casa a ciertas horas… o ni eso ya que igual no llega a fin de mes.
Y todo esto, debido a los problemas que se generan las renovables eléctricas intermitentes y descontroladas en el ‘Punto A’ y que se distribuyen al ‘Punto B’ que, como siempre somos los pringaos que acabamos pagando el pato.
Gruñendo, que es gerundio.
Por supuesto, el hecho que los costes de producción de estas renovables no sean elevados, hace que se insista mucho en el apartado ‘energía producida’, ese que ya hemos visto que no es el mayoritario, aunque es obviamente el más difundido y publicitado.
Mayormente el precio de la energía producida es negociado en la subasta diaria, algo que ya desde el principio suena a especulación.
En este apartado, hay varias maneras de ajustar los precios. Los dos más habituales son ‘el mercado marginalista’ (o ‘pay as clear’) y el ‘pay as bid’.
Se nos dice repetidamente que en Europa tenemos el sistema de ‘mercado marginalisto marginalista’, que es el más adecuado, el más barato, etc. Incluso que la amortización (los costes de la instalación de producción) quedan descontados de la formación de este precio (¿porque se pasan a la parte fija de la factura o a otras partidas?).
Este sistema funciona de la siguiente manera: los productores dan una cantidad de MWh a un precio (en €/MWh) para cada franja horaria (o sea, 24 ofertas diferentes cada día).
Un sistema informático (que bien se podría hacer a mano, no es tan complicado, sólo requiere tiempo) con un nombre curioso, Euphemia, va sumando por orden de menor a mayor precio hasta que se llegan a cubrir los MWh que la REE pronostica o pide para esa franja horaria.
El más caro que ha entrado, el último, el del margen, es el que fija el precio que se van a llevar TODOS.
Eso significa que las tecnologías más baratas son las que van a hacer más negocio, mientras que las más caras son las que apenas van a poder mantenerse a flote.
Según nos cuentan, la nuclear es la más barata… entre otras cosas porque no tiene que pagar amortizaciones… (¿¿?? ¿pero no dicen que estas están descontadas?), o la hidro, que lo mismo (falso, sobre todo si hablamos de hidro bombeada, especialmente en entornos de sequía dónde el agua tiene otros usos), pero que luego viene la fotovoltaica y la eólica.
Claro que si hacen mención al precio en el mercado ‘Spot’, dónde muchas veces se tiene que regalar la fotovoltaica porque no la quiere nadie, pues todavía parece más barata.
Habitualmente la última en entrar, que suele ser el gas, solía ser la más cara compitiendo con la hidro, por lo visto. Ahora, con el precio del gas (antes de topar), evidentemente era éste el que fijaba los precios, pero con el tope, es mayormente la renovable hidro, que resulta estar más cara…
Claro que ahora hay días en que no entra el gas durante ciertos ratos, al menos en la subasta, porque lo que es la producción, nunca se ha parado el gas totalmente, por mucho que digan que no hace falta el gas.
Y es que es lógico: es necesario para mantener la red estable.
Pero ahí es dónde viene la gracia.
Si la fotovoltaica y la eólica son las más baratas, entonces con un precio caro, son las que más beneficios se llevan ¿no? Eso es lo que en teoría se llama ‘windfall profits’, o sea, beneficios caídos del viento en una traducción literal, pero más obviamente conocido como ‘beneficios caídos del cielo’.
Ahora bien… hemos dicho que el precio que se pone es, ehm, ‘estimativo’. Eso, en el neolenguaje orwelliano pervasivo que abunda en este entramado, significa algo muy simple: especulación.
Veamos… supongamos que yo necesito producir a 40€/MWh para no tener pérdidas… pero sé que por ‘exigencias del guión’, tendrá que entrar la hidro o el gas, que fijarán el precio a 80€/MWh… por tanto… ¿por qué necesito poner en la subasta a 40€/MWh si al final voy a cobrar 80? Pues pongo 10 o 20, quedo como un señor, y encima sigo cobrando 80.
Encima acuso al gas o a la hidro de ser unos negacionistas asesinos del medio ambiente, de ser muy caros, y de obtener mucho beneficio… aunque el que más se beneficia con estos números, supuestamente soy yo, ¿no?
Dicho en claro, y esto es muy importante, quién se está beneficiando enormemente de la subida del precio del gas, son las renovables eléctricas intermitentes y descontroladas, no las centrales de ciclo combinado.
Asunto aparte son las gasistas, obviamente.
Y los gobiernos (al subir el precio tanto del gas como de la electricidad, sube la recaudación por impuestos varios, que encima se elevan al subir el ‘impuesto al Aire’ que se cobra al gas y al resto de energías fósiles, no nos olvidemos).
Este método, que con el tope del gas sigue ahí, sólo que el gas ‘desaparece de la ecuación’, permite que se pague la electricidad, bajo determinadas circunstancias, más caro que si el gas hubiese no hubiese estado topado.
Para poner un ejemplo sencillo ‘inventado’ y ver cómo funciona esto de que el precio es más caro con el tope que sin el, echemos las siguientes cuentas ultra simplificadas.
Supongamos que hay sólo dos productores en funcionamiento: gas e hidro. Supongamos para hacer cuentas exactas, que cada uno produce el 50% de los 100GWh que se consumen hipotéticamente al día.
Supongamos que el gas está a 110€/MWh, lo que hace que el precio de la electricidad producida a beneficio casi nulo sea de 220€/MWh, lo que fijaría el precio a este valor.
Pero ‘resulta’ que ‘topamos el gas’ para que este oferte a 100€/MWh. Pero la hidro está a 200€/MWh, así que ahora es la que fija el precio de la electricidad.
Pues bien. Resulta que la compensación necesaria sería de unos 60€/MWh para pagar a las centrales de ciclo combinado la diferencia entre precio ofertado y consumo real.
Eso significa que el precio marginal es de 200€/MWh pero el precio a pagar implica además la compensación, quedando en 260€/MWh. En contraste, si el tope del gas no hubiese estado, entonces se hubiese pagado a 220€/MWh.
Resulta pues que con este sistema, encima resultan beneficiadas las centrales de Ciclo Combinado en este caso.
Obsérvese, por otra parte, que para que esto se de hacen falta dos premisas: la primera, que la producción energética diaria con gas sea muy elevada. La segunda, que las energías que fijan el precio también sean muy caras.
Lo que se puede observar de este Septiembre – Octubre de 2022, es que, como de costumbre, el viento se ha ido de vacaciones, el Sol hace rato que va produciendo cada día más, incluso el día pasa ya a ser más corto que la noche, y encima los pantanos están secos, con escasa producción hídrica (que encima está con sequía) que dispara el precio (entre otras cosas, por competir en el precio del agua con el uso de la misma para otros menesteres, competición que se ha encarnizado por la fiebre de eliminar pantanos y con ellos reservas de agua, al parecer, con la intención no declarada de aumentar las restricciones de consumo y de paso encarecer la comida).
Así pues, la única salida en esta época del año (y eso se va a repetir en los próximos años, puesto que es un calco de lo que pasó en 2021, con tarifas de récord a pesar de no haber guerra ni cabeza de ruso turco al que echar las culpas) es utilizar mucho mucho gas.
De ahí que se den las dos condiciones necesarias.
Todo eso gracias a ese ‘Casino energético’, calcado, más bien sacado del ‘Casino financiero’.
Es más: está promocionado por la Unión Europea (por algo le costó tanto el aceptar la ‘excepción ibérica’) y en todo caso, sigue fielmente el interés por un mercado tipo marginalisto.
Así como la falta de transparencia y el juego del trile asociado al pasar partidas de la factura de un sitio a otro, es decir, del mercado de la ‘energía’ (Gruñón jugando al Blacked Jack) a los otros mercados ‘enanos’, esos que nos están creciendo.
Y si este ‘mecanismo’ ‘excepcional ibérico’ parece que se va a implementar a nivel Europeo, hay que buscar las causas en la geoestrategia, finanzas, economía, planes de pensiones (sí, habéis leído bien), lobbies y otras cosa que explican muy bien el porqué este berenjenal.
Como vemos, aquí abundan tanto los trapos sucios que requieren su propia colada. De hecho, hay tantos que hacen falta dos: la nacional y la internacional.
Lo que aquí está expuesto, es un hecho que será necesario recordar en esas entradas.
Para que conste en acta, lo que pide el ENTSO-e, que en el fondo representa un grupo de ingenieros con conocimientos de cómo funciona esto de la electricidad, como el abajo firmante, es un sistema centralizado de control, gestión, decisión y planificación de todo lo relacionado con la electricidad. Algo que el que esto explica, también suscribe.
Vista del funcionamiento del cansino ‘Casino’ que se tienen estos montados, además, resulta más que evidente que esto de la electricidad, igual que con el tema de Pfarmacia (ese otro ‘Casino’), nunca debería haberse dejado en manos del mercado oligopólico… del y al que se nutren, parece ser, las filas de los partidos políticos.
Una ojeada a los puestos que ocupan muchos políticos tras dejar el cargo deja clara constancia de este hecho.
Un último apunte por hoy.
En realidad, es una simple reflexión a partir de una simple observación.
Quién haya prestado atención, sabrá que los que viven aislados con renovables eléctricas intermitentes, tienen un sistema de baterías para casar la producción con la demanda. Es más, quién más quién menos, además, tendrá una alternadora para asegurarse que tiene electricidad.
Cuando empezó esto del autoconsumo, todos tenían claro que era algo muy caro, muy especialmente, por toda la infraestructura necesaria, empezando por las baterías.
Eso no estaba ‘por que sí’, sino por exigencias técnicas. Exigencias que siguen existiendo, y que obligan a acometer ciertos costos.
Pero de golpe, a alguien se le ocurrió enchufar su ‘autoconsumo’ a la red eléctrica, y ‘hacer desaparecer’ todo lo necesario para autoconsumir. Obviamente, para reducir su factura eléctrica, pasándoles el muerto a los demás.
¿Somos tan ingenuos como para creer que los problemas que crean esas renovables ‘desaparecen’, que no tienen coste por el mero hecho que los que se quitan dichos costes de encima lo digan?
¿De verdad somos tan estúpidos de pensar que eso nos va a salir gratis?
Resumiendo:
* El ‘Tope’ del Gas no es tal, pero de algo sirve al eliminar el gas de la formación de precios.
* El asunto de los precios de la electricidad depende también mucho de la geografía y de otros factores, especialmente climáticos y estacionales.
* La dependencia cada vez mayor del gas se debe a una apuesta incorrecta por el tipo de energías inadecuadas.
* Los costes de la factura de la luz dependen más de otros factores que no sólo del coste de la energía en la hora punta, que es la que se suele reportar.
* Los costes de infraestructura debido a apostar por unas renovables que no nos dan lo que necesitamos, se disparan.
* Con centrales despachables, sólo necesitamos 60 GW de potencia instalada (la mitad de lo que tenemos), la red que ya tenemos, y listo.
* La apuesta actual propone 260 GW de potencia total instalada (frente a 60), que necesita una red eléctrica nueva que cuesta un pico, y aún así no nos proporciona lo que necesitamos: hace falta almacenamiento.
* Si sumamos los costes de mantener la red estable, la infraestructura necesaria, y el almacenamiento, resulta evidente que la factura de la luz va a subir un pico en lugar de bajar… aunque la electricidad fuese gratis, que no lo va a ser.
* A pesar de ello, se recorta una gran cantidad de potencia, generalmente fotovoltaica, así que este tipo de instalaciones resulta que va a dejar de facturar muchos MWh… que alguien tendrá que pagar (pagos por capacidad).
* Cuando eso sea así, además, la opinión pública se enfadará por ‘desperdiciar energía’ en un momento que sobra, mientras que tras la puesta de sol el precio de la misma se disparará y la fotovoltaica será (siempre lo ha sido) totalmente inútil para cubrir el que hace años que es el tramo horario más caro.
* Estos detalles importantes no aparecen nunca en los debates públicos, y sin embargo son los que hacen que España, así como casi todas las naciones que han apostado fuertemente por este tipo de energías, tengamos una factura de la luz más cara… y más dependiente del gas que nunca.
* Somos tan inteligentes, que seguimos apostando, incluso redoblando la apuesta por este tipo de energías, mientras evitamos cambiar de rumbo ante unos problemas que muchos se niegan a ver (por intereses, obviamente). Y cuidado quién se atreva a insinuar que ‘no así’.
Beamspot.
(Actualización Octubre 2023: en la siguiente entrada veremos con más detalle cómo ha ido evolucionando este tema, ya que esta entrada se escribió en verano de 2022, y las cosas están cambiando a un ritmo vertiginoso).
Tal y como lo veo yo, aunque me gustaría conocer tu opinión:
- Seguir generando electricidad con combustibles fósiles no es viable a medio plazo. Principalmente porque los combustibles fósiles baratos van a dejar de existir. Además la previsible escasez hará que los precios suban aun más.
- La hidroeléctrica es maravillosa. Despachable, renovable y muy económica. Pero no parecen quedar muchos sitios donde poner una nueva presa (aparte de problemillas sociales, de colmatación, etc...).
- La energía de fusión, los reactores reproductores o los de torio son una entelequia. Más de medio siglo de desarrollo no han conseguido hacerlos rentables. No parece que otro medio siglo vaya a mejorarlos lo suficiente.
- La generación con renovables, tal y como comentas, no es despachable. La solar no produce por la noche (salvo algún mágico parque solar en España) y el viento sopla cuando quiere (es un poco "veleta"). Pero si no podemos usar combustibles fósiles, por su futura escasez y su futura elevación de costes, no nos va a quedar otra.
- Gastar electricidad en donde podemos usar otra energía (por ejemplo en radiadores y termos eléctricos) es una barbaridad y temiblemente ineficiente. Probablemente tengamos que usar la electricidad donde es casi insustituible (pequeños motores, iluminación, electrónica, etc...). Cargar coches eléctricos parece también bastante antieconómico.
Con todo ello seguiremos necesitando electricidad, aunque probablemente bastante menos que ahora.
- Si no podemos hacer que luzca el sol y sople el viento cuando queremos lavar la ropa, tendremos que lavar la ropa cuando tengamos viento y sol.
A esto lo puedes llamar redes inteligentes, segmentación de mercado o racionamiento, pero no veo otra solución. ¿La ves tu?