HighWay to Hell.
Pavimentado con Buenas Intenciones ™.
Definición.
Resulta de lo más irónico que la legendaria canción sea de un grupo de nombre electrificado: Corriente Alterna (AC)/(DC) Corriente continua.
El dicho es conocido: el camino al infierno está pavimentado con buenas intenciones.
Pero la gente sigue ignorando el camino, especialmente en un momento en que mucha gente lo ha emprendido.
Por eso aquí pienso trazar un mapa de uno de estos caminos al infierno, uno de los principales, y cómo funciona desde mi modo de ver.
El enunciado, la definición, es simple:
Cuando una (Buena) Causa es promocionada por encima de las Libertades Básicas, se emprende la autopista a la Tiranía.
Con difícil vuelta atrás.
Llamemos a esta Causa, La Causa Suprema. Tiene que tener ciertas características que veremos más adelante, muy relevantes, pero de momento nos centraremos en el Modus Operandi, en cómo el poner una Causa por encima de las Libertades Básicas, concretamente se empieza siempre por la libertad de expresión, acaba en tiranía.
Que quede claro, y lo voy a repetir. Que una buena causa sea utilizada como medio para obtener un fin, no la invalida. Es el USO que se haga de dicha causa, la finalidad última para la que se la invoca, lo que importa.
El Mecanismo.
Hay muchas Causas. Muchas de ellas realmente buenas, buenas intenciones, buenos motivos, buenas razones para hacer cosas.
Pero ninguna de ellas justifica, debe justificar, el ponerse por encima de las Libertades Fundamentales.
Porque ese es precisamente el mecanismo que se utiliza para llegar a la tiranía. Y el camino siempre tiene las misma paradas.
La primera: encontrar una “Buena Causa” que convertir en “La Causa Suprema”. Debe tener ciertas características para que pueda conseguir el soporte de la población.
La segunda: poner esta Causa Suprema por encima de la libertad de expresión. Hay varias maneras de hacer esto, pero todo empieza por repetir hasta la saciedad que esta Causa es Buena ™ y por tanto, deseable.
El siguiente paso, definir “Acciones” para “defender” dicha causa.
Es decir, como La Causa Suprema se supone que es en sí misma, o que lleva directamente a un fin (algo realmente falso, o falsario), se propugnan una serie de acciones para conseguir un fin afín a La Causa, designadas por los impulsores de La Causa.
Una vez definidas estas acciones, que generalmente benefician a unos a costa de otros, empieza a ponerse La Causa por encima de cualquier razón, motivo, argumento, opinión o pensamiento que pueda obstaculizar la consecución del fin poniendo trabas a las acciones.
Eso implica que aquellos que salen perjudicados son considerados “víctimas necesarias” o “daños colaterales”… y cuya opinión obviamente tiene que ir en contra de La Causa.
Y por tanto, sus opiniones dejan de ser válidas porque van en contra de La Causa.
Ahí entra la estrategia del Pie en la Puerta o de La Bola Baja. Técnica de venta más que conocida: si estás de acuerdo con La Causa, entonces debes estarlo con La Acción asociada.
Ahí es dónde se desvela el Fin para el cual usan La Causa como medio, como excusa.
Si resulta que no estás de acuerdo con esto último (porque, por ejemplo, te perjudica, o consideras que el perjuicio es moralmente inaceptable), entonces es que estás en contra de La Causa (un non sequitur de manual, pero esa es la trampa de esta estrategia comercial).
Estás en contra de La Causa.
Y por tanto eres “malo”.
Tu opinión “siembra el odio”, y tus razones, por tanto, son “discurso del Odio”.
No estás con “la mayoría”, con “el consenso” (aquí entra el efecto Asch).
Eres “de los Otros ™”.
Otrorizando y Demonizando.
Que es gerundio.
Esta es la parada en que se pasa La Causa por encima de una Libertad Fundamental por primera vez.
No es casual: es la base.
Se trata de eliminar la Libertad de Expresión.
Al eliminarla, se consiguen varios objetivos fundamentales, importantes.
El primero, es el poder de implantar El Relato.
El segundo, acallar cualquier disidencia o crítica.
El tercero, el Asesinato del Pensamiento.
El cuarto, la eliminación de cualquier posibilidad de diálogo y entendimiento.
El quinto, el fin de la colaboración, esa que reclaman tanto de San Kropotski, pero que al redefinir el relato en realidad se convierte en un matapensamientos del Neolenguaje, sustituyendo al efecto real: lo llaman colaboración, pero en realidad es sumisión, obediencia ciega.
O estás con La Causa o estás contra ella. O obedeces lo que te digan los defensores de La Causa, sin discrepancias, sin fisuras, sin dudas, sin disidencias, o eres uno de Los Otros ™.
El sexto, es la dogmatización de La Causa. Ya no hay razones que valgan. La Causa es la única razón en sí misma, y no hay posibilidad de discutirla. Se pasa La Causa del terreno del razonamiento, la discusión, el consenso, la colaboración, al terreno de la Fe, de la religiosidad fanática, de los sentimientos, del cerebro reptiliano, de la tribu primigenia, fuera de cualquier regla científica o razonable.
El séptimo, es conseguir sobrecargar emocionalmente cualquier cosa relacionada con La Causa, y todavía más cualquier disensión, discrepancia.
Eso genera reacciones anímicas hacia aquellos que no siguen al pie de la letra el Credo Oficial. Se llama Otrorizar, convertir a los que no son fervientes Devotos de La Causa en “Los Otros”.
Ahí se acentúa, se promueve, se incentiva, se fomenta, se alimenta la discriminación, el odio, de todos aquellos que no obedecen ciegamente el Diktat del “Santo Sanedrín” (es una forma de hablar, que no haya malos entendidos), la Cúpula que dirige los designios de la Fe en La Causa.
El octavo, es redirigir estos sentimientos y esa reacción anímica hacia el odio, mediante la demonización, asociando toda disidencia a cosas moralmente reprobables e inaceptables, muchas veces falsas, y en no pocas, resultados reales directos o indirectos de las acciones moralmente reprobables (pero cada vez más aceptadas) ejecutadas por parte de los Seguidores de La Santa Causa Suprema.
Eso permite deshumanizar a Los Otros, así que se legitima el hacer cosas que son moralmente reprobables… si se hacen a seres humanos, pero como Los Otros no son seres humanos, pues entonces ya es legítimo, permisible.
El resultado de estas dos últimas consecuencias es la legitimación, incentivación, el fomento, la elevación y aprobación del odio hacia aquellos que “fomentan el discurso del odio”, donde la definición de qué es “discurso del odio” depende de alguien desconocido pero muy publicitado, y dónde, expresiones similares o idénticas, pero en sentido contrario, no son “discurso del odio” sino expresiones legítimas que meramente “constatan unos hechos”.
Ese resultado tiene otra consecuencia, buscada, objetivo primordial de este asalto a la liberta de expresión: formar dos grupos divididos e imposibilitar cualquier medida o camino de unión, de colaboración.
Se forma el grupo de Seguidores de La Causa, “los Seres de Luz”, Los Seres Moralmente Supremos.
Los Übermenschen, La Raza Dominante, La Raza Superior, los Arios.
En frente, La Raza Inferior, los Deplorables, los Untermenschen, los seres infrahumanos, los demonios hechos animales, Los Judíos, Gitanos, etc.
Una “mayoría” oprimiendo y maltratando a una “minoría”. Todo por una buena Causa ™.
Legitimando el odio hacia esa minoría, acción premeditada, buscada y amplificada por los medios, causan una reacción (buscada y amplificada aún más por los medios) de odio por parte de esas minorías, a las que acusan de difundir “mensajes de odio”.
Y así eliminan cualquier posibilidad de disidencia.
Así se obtiene el poder, legitimidad, para poco a poco ir justificando el asalto al resto de Libertades (y derechos) Fundamentales, en un principio, supuestamente sólo aplicables a las malvadas alimañas infrahumanas, demoníacas.
Desde el punto de vista psicológico, aquí se activan varios mecanismos. El del bueno/malo del cerebro reptiliano en forma de maniqueismo (en el sentido peyorativo). El del tribalismo, de capas mucho más modernas, que no dejan de ser el instinto de manada, el de pertenencia a la tribu, el de sentirse identificado, ligado a un grupo, algo muy típico de los animales sociales que suelen ser encima los que no estamos en la pirámide trófica (desde el punto de vista de la naturaleza). El Ego.
Pero se da pie a otra cosa. Se ponen las primeras piedras de la peor cárcel. Se fomenta la entrada en un lazo de realimentación positiva haciendo caer a la población en lo que Carl Jung denominaba “La Sombra”.
Eso que Phil Zimbardo explica en el libro El Efecto Lucifer, y que es precisamente lo que se está invocando mediante estas acciones encubiertas. Algo largo de explicar y que dejo para otro día.
Una vez que se ha llegado aquí, ya estamos en una tiranía. Y como tal, continúa dando más y más pasos hacia el acaparamiento de poder.
El paso típico es ir decretando Emergencias, bajo los cuales piden más poder, al estilo de La Amenaza Fantasma.
Poder que luego nunca devuelven, obviamente.
Poder que permite pasarse por el forro el resto de derechos fundamentales, empezando por la misma ley.
Por eso la Libertad de Expresión es tan fundamental. Y por eso es la primera que siempre es atacada.
Ya hemos llegado a nuestro destino.
Un Ejemplo.
Cómo no, la mejor manera de explicar cómo funciona esto, es mediante ejemplos. Y hay uno muy a mano que deja meridianamente claro cómo funciona el mecanismo, y cómo se le puede derrotar.
Estoy pensando en el caso de la Covid.
Es un tema muy complejo y que apela a otras capas importantes que hay que analizar, y cuya extensión supera la de esta entrada.
El asunto, por ejemplo, del origen del virus, significativo el trato y las explicaciones y teorías surgidas a su alrededor, también se dejan para más adelante.
En este caso, sólo nos vamos a centrar en cómo se fue haciendo el asalto a las libertades fundamentales, e incluso a los derechos constitucionales.
En este caso, se empezó por un mensaje de miedo muy grande. A partir de ese mensaje, se tomaron una serie de medidas restrictivas, aunque en este caso aún NO se empezó a atacar la libertad de expresión desde el principio, siendo las libertades de movimiento, asociación y reunión las que fueron anticonstitucionalmente **canceladas**.
Aunque a posteriori fueron decretadas anticonstitucionales, no ha pasado nada. O sea, sí, fueron anticostitucionales ¿y qué? Eso demuestra el valor real que tiene la ley y la capacidad real de aplicarla, así como el poder real que tienen los que gobiernan.
Sin embargo, más adelante se activó con toda su crudeza el mecanismo represor, el manipulador de la población, la mentalidad, el relato, el que se convirtió en una censura real a efectos prácticos, en una demonización.
La cosa se fue poniendo peor, pero para cuando llegaron las vacunas ya estaba totalmente instaurada, el mensaje de odio hacia aquellos no nos la quisimos poner era evidente en todos los medios de comunicación.
La demonización (muchas veces de forma artificial y por asociación) de los que no nos quisimos someter todavía colea a fecha de Agosto de 2023. La confusión y asociación buscada, incentivada, repetida hasta la saciedad de aquellos que nos negamos a servir de conejillos de indias de un medicamento experimental que NO ES UNA VACUNA, especialmente debido a la falta de pruebas, evidencias, ensayos, datos, se nos trataba igual que aquellos que no se querían poner ninguna vacuna de ningún tipo.
Y eso que el más del 95% de los que no nos sometimos a experimentación tenemos (y repetiríamos) todas las vacunas. Vacunas de las auténticas, de las que se hacen con virus debilitados.
No experimentos que utilizan herramientas genéticas (el ARNm, o ácido ribo nucleico mensajero es el mecanismo de transmisión de la información genética entre el núcleo y los orgánulos de implementación genética que son los ribosomas, que producen proteínas a partir del código genético transcrito en el ARNm) experimentales y nunca aplicadas a gran escala, mucho menos probadas para efectos a largo plazo, efectos secundarios a corto, etc.
La demonización, el redoble de las penalizaciones (eliminar la posibilidad de acceder a restaurantes, ocio, viajes - ¿alguien se acuerda de lo que le pasó a Djokovic?), la instauración (prevista por los conspiranoicos a principios de 2020 y que se implementó como sabemos) del “pasaporte covid”, incluso el despido forzado de aquellos que no quisieron someterse en algunos países, demuestra hasta dónde se llegó, con el beneplácito, el acuerdo, la discriminación y la presión a favor de una mayoría de la población. Algunas de estas penalizaciones todavía están en activo en algunas partes.
Las expresiones de odio hacia “los antivacunas”, que nada casualmente, sino muy causalmente también se tildaron de “negacionistas” por “estar en contra de la ciencia”, esa que “está establecida” y que no se puede discutir (o sea, el cientifismo, corriente religiosa que convierte ciertas afirmaciones en actos de Fe “científica”), mencionando directamente “el consenso”, y la “obediencia”, se normalizaron y extendieron en todos los medios de comunicación.
Y nadie de los que se quejan del “mensaje de odio” de otros grupos o sectores movió un dedo. Al contrario, precisamente muchos de estos fueron perpetradores de posibles delitos de odio.
O sea, emplearon a parte de la población como los carceleros del Experimento de la Prisión de Stanford (ese que hizo Phil Zimbardo y que desembocó en el concepto del Efecto Lucifer, libro muy recomendable), además del truco del Sometimiento a la Autoridad de Millgram, y el Test de Conformidad de Asch.
Los tres son básicos, y una vez salió el “pasaporte Covid”, también aparecen reminiscencias al experimento de La Tercera Ola (siendo los que tenían el pasaporte a la vez los Miembros del Partido de La Tercera Ola, y los carceleros de Stanford).
Todos los cuatro experimentos psicológicos estaban enfocados a explicar cómo la población normal se puede volver malvada. Muchos de ellos funcionaron para explicar cómo la Alemania de 1930 acabó como el Tercer Reich de 1944.
Y esos mismos mecanismos se nos aplicaron durante la crisis Covid.
Sin embargo, todo eso se acabó, y no acabó peor por varias razones.
La primera, y más importante, muy necesaria de tener en cuenta, es que la Libertad de Expresión siguió en validez al principio, así que muchas opiniones contrarias llegaron a la población una vez que se puso en marcha el mecanismo.
Eso hizo que algunos viésemos que no estábamos solos. Y esa es una de las claves que hacen fallar el Test de Conformidad de Asch.
Así que para cuando empezó la demonización de los que no nos sometíamos, ya había bastante población que estaba en contra, y el resto estaba más o menos avisada.
Para cuando las vacunas empezaron a imponerse, a tener efectos secundarios, aunque fuesen leves (todos mis conocidos que se la pusieron pasaron uno o más días muy malos, y eso fue lo menor), y tras ver que no se paraba la transmisión ni el coger el virus (aunque la mayoría lo experimentaba con menos intensidad, pero a saber si era por la variante o por la vacuna), y que encima aparecían nuevas cepas que evadían (los datos apuntan a que se cebaban más bien a aquellos que llevaban) la vacuna, las dudas sembradas empezaron a crecer y a poner a la gente a la defensiva.
El apoyo popular empezó a bajar, y la gente empezó a volver a comportarse de forma normal. Muchos además empezaron a perder la Fe, a no dar credibilidad a muchos de los mensajes, y especialmente, a desconfiar tanto de políticos como de medicina y ciencia.
Una vez que el mecanismo de Conformidad empezó a fallar, se empezó a debilitar el de la Autoridad de Milgram. Se empezó a dudar, no sólo de la veracidad (muchas veces experimentada en propias carnes), también de la intencionalidad de aquellos que proclamaban ser “expertos” (o sea, La Autoridad).
Eso empezó a hacer el mismo efecto que se produjo cuando Phil Zimbardo dio por terminado el Experimento de la Cárcel de Stanford.
Los guardianes empezaron a sentirse mal, y empezaron a notar el resentimiento que habían aplicado sobre sus iguales. Empezó la negación, claro síntoma de que La Sombra junguiana había tomado el control.
Afortunadamente el hecho que aún se tuviese el control de La Narrativa (TODOS los medios de comunicación repetían el mismo tipo de mensajes, sin excepción), permitió que se fuesen desactivando lentamente los sentimientos de odio y venganza que se estaban alimentando fuertemente.
Especialmente el calor del odio, ya que a la venganza no le disgusta el frío.
Mientras, se está empezando a vislumbrar hasta qué extremo se ha llegado con la **cancelación** (el palabro de neolenguaje orwelliano usado para invocar la “buena censura”, diferenciándola de la “censura mala”), la limitación de la libertad de expresión, la coacción por parte de los gobiernos (aún hay restricciones para viajar y trabajar si no se está vacunado. Específicamente en España puedo nombrar entidades y lugares que no permiten trabajo en prácticas a personal no vacunado, lo cual constituye varias infracciones a libertades fundamentales, mientras en otros países se vuelve a despedir a gente, o a echar estudiantes).
También resulta muy llamativo dónde personas, entidades, grupos, ONG’s, organizaciones de varios tipos así como religiones y partidos políticos, muy vocales en sus tremendas reivindicaciones para las libertades, y contra las opresiones de grupos minoritarios, eran a la vez los más vocingleros, radicales, opresivos y violentos contra los que no se sometían (otros grupos minoritarios hacia los que alentaban el odio).
Me llamó especialmente la atención cierto colectivo que antes y después de la “crisis Covid” reclaman la libertad sobre lo que un@ hace con su cuerpo, pero durante la crisis exigían que los demás no sólo se vacunasen, sino que se implementasen medidas muy radicales como el negar atención sanitaria, medicinas o cualquier tipo de servicio a los “disidentes”.
En definitiva, exclusión de la sociedad.
Incluso algunos pidieron que se les expropiasen propiedades, ahorros, sueldo (los despidos por “desobediencia” no sólo se legitimaron, se llegaron a hacer obligatorios en los USA) y demás.
Que los más activos defensores de las libertades se convirtiesen en los más acérrimos carceleros aplicando aquello que no quieren para sí mismos, un ejemplo tremendo de hipocresía de la que hacen gala, es buena parte el causante del descrédito y el odio que se está empezando manifestar contra estos colectivos.
Es la respuesta, y seguramente se apagará también el odio, pero la relación social, la credibilidad, la cohesión, la convivencia, la relación, la confianza y gran parte del apoyo, se han evaporado, probablemente para siempre. La fractura social ha llegado para quedarse.
Esa es otra de las causas del aumento de los negacionistas. Y más cuantos más datos van apareciendo.
Pero ya empiezo a desviarme del tema ahora que he explicado el ejemplo, varios tipos de efectos psicológicos conocidos y cómo se han aplicado.
Así que vamos a centrarnos en el último punto:
La Causa.
He comentado al principio que este tipo de efectos funciona a partir del momento en que una Causa se convierte en La Causa Suprema.
Hemos visto una de ellas: la Covid (o la gripe China, que bien que hace un siglo apareció una que llaman Gripe Española sin cortarse, pero llamar a esta versión moderna Gripe China resulta ¿racista?¿no sería también racista llamar a la anterior Gripe Española?¿O es que el hecho que China tenga un gran ejército, poder y bombas nucleares frente a la potencia de tercera regional que es España hace que a unos los respeten y a otros no?).
Pero ¿Qué tiene que tener una Causa para que se pueda dar este mecanismo?
La respuesta en realidad es simple.
La Causa tiene que ser como una moneda. Tiene que tener su cara y su cruz.
La cara es una cierta “desabilidad moral”, una “buena intención”, y la cruz, algo que invoque miedo.
Cuanto más tengan de cualquier lado, más capacidad tendrán para convertirse en Causas Supremas.
El caso de la Covid, tenía una gran “cruz”, el miedo era evidente, y muy muy exagerado. La cara, obviamente, es que “salvar la humanidad de la muerte segura por Covid” es muy apetecible moralmente.
La percepción del miedo es una de las herramientas más potentes que hay de control sobre el comportamiento. Es el camino más directo al cerebro reptiliano, ya que se invoca el instinto de supervivencia, y eso hace que el resto del cerebro sea supeditado a tal fin.
Eso da el control a un instinto muy básico, y por tanto, poder sobre las personas que han caído sobre este influjo.
Dada la naturaleza grupal de los humanos, la supervivencia muchas veces pasa por ampararse en el grupo, o sea, se evoca el instinto grupal, de manada, de tribu. El mecanismo de conformidad de Asch.
Convenientemente aplicado, se asocia a aquellos “asustados” a un grupo “bueno”, evocando la dualidad “presa/depredador” del cerebro reptiliano.
Y eso hace que la identificación con el grupo se haga más fuerte, así como la identificación del “grupo o tribu enemiga” asociada a la disidencia.
Con todo eso, lo siguiente es el efecto de la autoridad. Ahí es dónde entra en vigor el tema de la “deseabilidad moral”, una “buena causa” o una “buena intención”. Se coloca un líder, una Autoridad, que esgrime esa Virtud, hace bandera de ella, e invoca a la tribu bajo ese estandarte Moralmente Superior, para así invocar a la guerra contra la tribu de los Deplorables, los infraseres moralmente inferiores…
Y de esta manera obtener poder, que es la finalidad de todo esto.
No lo olvidemos.
La Causa en realidad es un medio (una excusa) para un Fin. Y ese fin, si se escoge este camino, es, invariablemente el camino al totalitarismo, a las dictaduras, a la represión, a la desaparición de las libertades.
Al sometimiento.
A la opresión.
Pues ahí lo tenéis: una buena intención cuyo fallo genere miedo, de forma bien manejada, lleva a la tiranía.
Basta con que haya buenas intenciones, ya que muchas veces éstas llevan implícito un miedo.
Por eso el camino al infierno, en este caso, a la tiranía, está pavimentado de buenas intenciones.
El problema no son las causas en sí, es para qué se usan dichas buenas causas, qué atrocidades se cometen usándolas como excusa, cual es el fin último por el cual son invocadas como medio.
Veamos algunas, pero antes, recordemos que una buena causa sigue siendo una causa buena que puede valer la pena defender.
La Covid, que ya hemos mencionado.
La Defensa de La Patria.
La defensa de La Cultura propia.
La defensa de las “clases obreras”.
O de minorías oprimidas.
Ciertas ideologías político económicas (por ejemplo, el Marxismo, o el Fascismo).
La Religión (Cruzadas, Jihad, Fascismo, Revoluciones Culturales, Saltos Adelante y otras sectas: El mecanismo tiene mucho de religioso, y muchas sectas, ideologías y partidos políticos lo usan).
El Cambio Climático.
Beamspot.
PD: Recordad, que sea moralmente deseable, una buena intención, no implica que se vaya a llegar a la tiranía. Es el uso, la intención, invariablemente la acumulación de poder, la que lleva a la tiranía, no la intención o causa. La mejor manera de detectarlo es, pues, cuando incansablemente se reclaman más y más medidas que empoderen a los defensores de La Causa, cruzando la línea cuando se reclama la modificación del lenguaje, puesto que es la declaración de guerra a la libertad de expresión.
Terminaré de leer el post despues, aunque esta interesante, no se si haz leído a aurelien https://aurelien2022.substack.com/ , y colocaste un buena imagen del camino hacia el infierno, hasta donde se, hay mucha explicación más pero,creo que lo,siguente es suficiente, es que la marca de la bestia, (en un modo secular si nos vamos a otras esferas, religion por ejemplo hay mucho más,) es quedar atrapado en la lujuria, el miedo y el egoísmo, 6-6-6, y si,no mal recuerdo la traducción de satan a el español es ego, y si unomde los 6 de la marca de la bestia es el egoísmo, la esfera de satan
Mientras iba leyendo, se me estaba viniendo a la mente el mismo ejemplo que has puesto, las vacunas del covid.
Una vez que fui al medico ahí por esas épocas (por algo nada que ver con el covid), me vi envuelto en una desaprobación brutal por parte de la médico de cabecera, cuando vio que no me había vacunado. Una mirada como si estuviese delante de un asesino. En fin, todos los que no lo hicieron sufrieron algo así.
Lo bueno de este ejemplo es que se descubrió rápidamente la mamarrachada que fue, y hoy nadie habla de los vacunados o los no vacunados.
La lástima es que no todo dura tan poco, como la guerra declarada a los que estamos en contra del sexismo (no feministas) o la que está por venir cuando toque racionar los recursos.