NOTA:
Esta entrada se escribió entre Agosto y Septiembre de 2022. Justo en Agosto mi suegra sufrió dos ictus en tres semanas que al final se la llevaron por delante en Octubre.
Fue una temporada sombría, ya que además otras personas mayores de allegados también nos dejaron, como bien se ha explicado en este blog.
Así que dejé de escribir, me tomé un respiro, y al final he retomado el hilo un año después, en Agosto de 2023.
Son muchas las cosas que han pasado desde entonces, y una parte importante de los hechos aquí expuestos se ha quedado obsoleta.
Sin embargo, dejo esta entrada prácticamente sin modificaciones, hasta que al final añado una actualización con la intención de abordar precisamente estos hechos que, todavía a día de hoy, están en desarrollo.
De hecho, la situación sólo está en sus principios, y es precisamente el desarrollo de toda esta burbuja de renovables que tenemos encima la razón por la que empecé a escribir esta larga serie. Así que el ejercicio es interesante, y como un buen vino, el aroma que se desprende al final de este articulo (y de paso, de la serie en pocas entradas más), está mucho mejor con el paso del tiempo.
Prólogo.
Con todo lo explicado hasta aquí, ya tenemos para hacernos alguna idea de por dónde van los tiros. Algunos de los puntos que se explicarán están muy relacionados con lo ya visto, incluso son repetitivos, pero aquí los trataremos desde otro punto de vista.
En realidad en esta entrada se van a poner los puntos sobre las íes en una serie de temas relacionados pero que han pasado desapercibidos.
Y es que con todo el tema eléctrico en portada desde principios de 2021 hasta mediados de 2022, muchos detalles importantes han sido obviados a pesar de ser evidentes.
Todo empezó con un cambio de tarifa a principios de 2021, cambio tarifario que ya venía dado por una situación ‘caliente’ en el tema factura eléctrica.
Sí, a principios de 2021 ya había problemas con la tarifa eléctrica y el gobierno de turno ya empezó con ‘ideas’ para modificarla.
Y faltaba casi un año para que Rusia entrara en Ucrania!
Fue entonces, con el cambio tarifario, horario, estacional y de denominación de partes de la factura, que empezó todo el jaleo, siendo destacable la ‘riña’ que se levantó con eso de poner la lavadora a medianoche porque era más barato. Comentario que inspiró (y por eso da título a) esta serie.
Aunque este cambio repercutió en una mayor subida de los costes de la luz y de otros ítems energéticos, ha pasado desapercibido.
En parte, porque se ha diluido dicha subida con ‘bajadas de impuestos’.
Por eso, en esta triste entrada, precisamente hablaremos de esto: tarifas, horarios, variaciones estacionales de los precios, subvenciones, costes, sistemas de pago, etc.
Todo lo relacionado con el dinero, y con el coste de la vida. La parte (¿excusa?) técnica ya ha sido explicada. Ahora vamos a responder a la pregunta Cui Bono? (¿quién se beneficia?).
Les ruego que se lo tomen con calma. La pobre neurona que hay en mi exiguo cerebro se tuvo que parar muchas veces a respirar (soy monotarea/mononeurona: o pienso, o respiro). Esto es cualquier cosa menos sencillo, tan transparente como el petróleo rico en chapapote.
El sistema marginalisto.
Uno de los puntos que habitualmente se argumenta en el terreno económico y que ya hemos explicado, es que el coste energético (el de producir electricidad) se hace por el ‘sistema marginalista’, que es el que Europa nos impone (y nuestros gobernantes acatan sin dudarlo).
De hecho, esa ley sobre ‘fijar el precio del gas’, está escrita para mantener el sistema marginal operativo, incluso para las gasistas, y así satisfacer los ‘deseos’ de ‘Europa’. Esa parte está bastante comentada ya, pero hay algunos detalles que suelen pasar de soslayo, si es que se llegan a comentar, pero que son muy relevantes.
A pesar que todo parece muy complicado, este sistema es de lo más sencillo.
Hay una serie de energías que están obligadas a ser compradas las primeras, porque, las pobrecitas, no son controlables y por tanto tienen prioridad: las renovables eléctricas intermitentes y descontroladas de las que se ha hablado en las anteriores entradas.
Luego, van entrando las otras por orden de precio, por subasta. Hasta que la última en entrar marca el precio máximo en la ‘subasta’.
Y entonces, ese precio es el que marca lo que TODOS cobrarán por igual. Todos los que produzcan, evidentemente. Lo bueno aquí, es que los más baratos son los que más beneficios tienen.
Si uno consulta con los pro-renovables eléctricas intermitentes y descontroladas, te dirán que éstas son las más baratas. Y tienen razón si nos atenemos al coste de producción: prácticamente cero, ya que no ‘consumen’ nada (ni gas, ni carbón ni otras ‘materia primas’).
Por supuesto, sí que tienen unos costes de operación y mantenimiento (los paneles tienen que estar limpios, de vez en cuando se estropean, y se tienen que eliminar todas las malas hierbas que les den sombra, gastando en agua y glifosato y demás cosas que mantienen a raya a la malvada Madre Naturaleza de interferir con la SacroSanta Electricidad), pero en comparación, son muy baratos, así que son las ‘mas baratas’ (dicen) a la hora de subastar… ergo son las que más margen de beneficio tienen de todas. Más que las ya amortizadas hidroeléctricas y nucleares.
El tema de la amortización, como veremos, es de suma importancia. Basta ver cómo lo manejan estos devotos fieles de las sagradas Renovables Eléctricas Intermitentes y Descontroladas (REID – reíd - de ahora en adelante) el tema de la amortización para que la solitaria neurona ya necesite un respiro: se quejan que la hidro y la nuclear ya está amortizada y que por eso les está haciendo ‘competencia desleal’. Definitivamente algo hay ahí… pero lo dejamos para más adelante, cuando el tema esté tan complejo que resultará de ayuda para despejar incógnitas.
De las anteriores entradas, y de cualquier lectura superficial y en diagonal de la temática precios de el otoño- invierno de 2021/22 en estos lares, no hace falta mucha imaginación para saber cual es la fuente más cara que entra: el gas.
Si, el precio del gas ha subido mucho (y ha vuelto a bajar, como cada año) y es responsable de los precios actuales de la facturación energética. Desde entonces incluso ha bajado, pero la subida del precio del gas es de verano de 2021, más de medio año ANTES de la entra de Rusia en Ucrania.
Sin embargo, ANTES de que el gas subiese la gente ya se quejaba del coste de la luz (desde principios de 2021!), que no ha parado de subir desde hace más de una década, por mucho que los defensores de las REID digan que cuantas más renovables, más barata sería la electricidad.
Por eso el cambio de tarifa.
Pero es que en 2020, con consumos bajos, la factura NO BAJÓ.
¿Por qué?
Simple, PAGAMOS TODA LA LUZ AL PRECIO DEL GAS.
Repito: pagamos las más baratas (fotovoltaica, eólica, hidroeléctrica) a precio de gas, porque SIEMPRE HAY CICLOS COMBINADOS funcionando para mantener la estabilidad.
Ciertamente, cuanta más eólica entra, más barata sale la luz… porque los ciclos combinados tienen que bajar por debajo de precio de coste para evitar los sobrecostes que genera el parar y arrancar… pero luego lo cobran con beneficio cuando no nos queda más remedio que utilizar gas a mansalva, y/o con los pagos por capacidad que ya se han explicado (y que van a otra parte de la factura).
Dicho de otra forma: lo que en teoría nos ahorran las renovables en gas, luego se nos cobra con creces (debido a que los gastos suben por el problema de la intermitencia) cuando cae el sol y tenemos que tirar de electricidad controlable.
No, la hidro no es la culpable: todos sabemos que a finales de verano los pantanos están secos, y que no se puede aprovechar apenas la hidroeléctrica. En realidad, sólo los lluviosos meses de invierno que nos concede el clima mediterráneo nos permite el usarla: diciembre, enero, febrero. Afortunadamente, cuando más energía gastamos, pero a la vez cuanta menos nos da la fotovoltaica (obvio: en invierno hace frío porque hace menos sol) y por tanto, cuando menos variación por la curva del pato tenemos.
Y eso si no estamos con sequías enormes que parecen ir en aumento.
Si las energías REID nos ahorran un euro/MWh al mediodía, luego al anochecer nos van a subir 3€/MWh debido a los costes, así que estaremos peor que antes. Eso ha quedado claro a la hora de analizar todo el tema del autoconsumo.
Al menos hasta 2022.
Si, el gas ha subido, pero antes que subiese el gas, la factura subía precisamente por este mismo efecto. Y eso que sólo contamos una parte.
Por tanto, que el gas suba hace que las energías REID tengan pingües beneficios según la información de sus devotos defensores. No, los CC no se enriquecen: les tenemos que subvencionar el coste del gas para que se mantengan funcionando.
Las REID sí que lo hacen (sobre el papel, insisto): si sus costes son de 10€/MWh y el MWh generado en hora punta está en los 300€/MWh, eso es un beneficio del 3000%. Aunque generen una décima parte, ganan el triple!
Por tanto, tenemos que gracias al fantástico sistema marginalista (que listas que son las compañías), ahorramos emisiones y consumos de combustibles fósiles, pero la factura de la luz no baja: ergo alguien que no es el pueblo ni los exportadores de gas, se está llenando los bolsillos.
Cui Bono?
Eso sí, el pueblo es más pobre, y nuestra economía menos competitiva… excepto por esos mismos que se benefician de este listo esquema… y que les hace ganar cuota de mercado y por tanto, de poder e influencia.
Lo que está más que claro, es quienes lo estamos pagando.
Pueblito paga doble.
Hay un ‘juego’ muy popular que en el imaginario colectivo español se suele llamar ‘el juego del trile’ o el ‘dónde está la bolita’, y que en algunos lares, se conoce como ‘Pepito paga doble’. Todos estos nombres son válidos para describir la transparencia del sistema tarifario español, de hecho también es extensible al europeo. Al fin y al cabo, el sistema es tan evidente que en todas partes se ha adoptado por los enormes beneficios ventajas que aporta.
Cuando uno se mira, lee la factura de la luz, lo primero que ve es que es cualquier cosa menos sencilla. Una parte, quizás la más fácil de entender, es la parte de ‘consumo’: has gastado tantos kWh, a tanto cada uno, tanta pasta.
Si se usa discriminación horaria, tantos en tal tramo, tantos en tal otro tramo, y por tanto, a tanto el kilo, pues tanto. De hecho, de eso iba el cambio del sistema de tarificación, de imponer tramos horarios en el mismo.
Hasta ahí fácil.
Ya (im)Puestos...
En cuanto al orden de facilidad de lectura, el segundo es el tema impositivo… al menos hasta enero de 2021, que ahí ya hubo cambios a principios de 2021, a los que siguieron un montón más.
Ahí hay dos impuestos visibles: el impuesto especial de la electricidad, que era del 5,112% o así, y luego el omnipresente IVA, del 21%, de los más elevados de Europa, puesto que aquí la electricidad es un lujo, mientras que en otras partes, es una necesidad, (y, dentro de poco, para todos, una obligación ineludible).
Entre pitos y flautas, a principios de 2021 como el 22 i pico por ciento real era el cargo sobre el ‘neto’ que se cargaba como impuestos más o menos visibles.
Por razones obvias (pérdida de credibilidad del gobierno, repercusión electoral, trifulcas varias, quejas de muchos sectores de la población), ese impuesto se ha ido bajando varias veces. Ese melón es muy sabrosón, como veremos.
Pero luego quedaba la última parte de la factura, la más ‘ininteligible’ de todas. Los llamados peajes. Para unos, es un impuesto, para otros, unas tarifas reguladas, para la mayoría, un galimatías.
Y sin embargo, ‘la teoría’ es fácil de entender: los costes de la infraestructura.
Tener electricidad en casa no es cosa de ir al super y llevarse un par de kilos en el carrito. Hace falta toda una infraestructura para que este tinglado se aguante.
Uno de los chismes de esta infraestructura es el zorro que vigila el gallinero contador de la luz, mayormente ‘inteligente’ (en realidad, aparentemente ‘tonto’, pero presumiblemente mas listo que muchos de nosotros al contar los armónicos a otra ratio, lo que hace que los cargadores, luces led y demás sistemas tengan mucho más peso y coste). Hay un apartado habitual que es el ‘alquiler del contador de la luz’.
Pero igual que tenemos el aparatito de marras (que ‘por nuestra seguridad’ nos corta la luz si ‘consumimos demasiado’), hay unos cables y unas subestaciones de transformación, y unas torres de alta tensión y demás parafernalia que existe, cuesta, hay que mantener, hay que vigilar, reparar, cambiar, actualizar, etc. Todo esto tiene un coste independiente del uso que se le dé. Un coste que es proporcional a la potencia de pico que vayamos a usar (¿ya he dicho que la electricidad es potencia y no energía?).
Por eso, el que más potencia pretenda consumir, más paga.
Es lo que se llama ‘tramo fijo’ y que se nos factura en proporción a la potencia contratada. Esos 44€/KW y año que tenemos que pagar ‘si o si’.
Se supone que este monto se cobra para pagar esa infraestructura que tenemos que tener, la usemos o no la usemos. Es decir, amortizaciones de coste (de la mayoría de sistemas, no sólo de la parte de distribución) y los costes de operación y mantenimiento de la parte de distribución (y algo de la gestión). Y los pagos por capacidad de los que ya hemos hablado. Los MWh producidos con gas cuando éste no ha sido subastado, se cobran aquí.
En realidad, ahí es dónde se encuentra uno de los ‘vasos’ que ‘tapa la bolita’: bajo ese paraguas se esconden varios términos o peajes para diferentes funciones.
Hasta principios de 2021, uno de los taparrabos que se usaban tenía el explícito término de ‘indecentivos o primas (o sobrinas) a la generación renovable’,alias RECORE, y era una parte significativa de esos ‘peajes’, alrededor del 40%. Hay (todavía) otro con el nombre de ‘costes de redes de transporte y distribución’ con un peso similar (y que es el que en realidad le da sentido a esta tarifa). Y lo que queda, como el 10%, se va a ‘otros costes regulados’ que no es más que otro ‘término paraguas’ (otro ‘vaso opaco bajo el que esconder la bolita’) que incluía ‘el déficit de tarifa’.
En 2018 esa primera parte, la de ‘incentivos a las renovables’ era del orden de 7000 M€, por tanto similar a lo que ‘costó’ ‘mantener, operar y ampliar’ la red de distribución, y el doble del presumible ‘déficit de tarifa’.
Con el cambio tarifario, esa primera parte de ‘incentivos’ cambió de ‘vaso’. Se suprimió esta parte de la factura de la luz, a pesar que esos costes se dedicaban en exclusiva a la ‘producción’ de electricidad. Es decir, se escondió la bolita, muy sospechosa de ser ‘subvenciones a las renovables’ y por tanto de dejar en evidencia que las renovables no son rentables, lo contrario a lo que proponen los Santos Apóstoles de la Sacra Fotovoltaica.
Se pasó a los ‘traficantes’ de los ‘sucios y asquerosos’ combustibles fósiles. Entre ellos, todos los que utilizan gas, que, de nuevo, tienen su ‘peso’ en el sector eléctrico.
Además, a esta gente, se les añadió hace ya unos años otro impuesto ‘al aire’, es decir, a las emisiones de CO2. Impuesto que ha subido estos últimos años.
Pero como hacen todas las grandes empresas, estos impuestos y costes los pasan a los consumidores, obviamente. No se lo quitan de los beneficios: son empresas con ánimo de lucro.
Con ánimo de lucro al igual que las energías REID, no perdamos esto de vista.
Pero hay un par de puntos que aclarar aquí.
Hemos comentado los impuestos a la electricidad. Son muy elevados, porque eso de cobrar tantos impuestos es malísimo. A quién se le ocurre poner impuestos a la divina electricidad!
Que alrededor del 21% de la factura de la luz sea en forma de impuestos es una barbaridad! Incluso los hay que dicen que ese porcentaje en realidad es del 30%, o del 60% si consideramos los ‘costes regulados’.
Sobre todo si lo comparamos con los subvencionadísimos combustibles fósiles.
Es que tener un impuesto del 138,1% (es decir, el 58% de la factura) sobre la gasolina, y del 112,8% (es decir, el 53% de la factura) sobre el gasoil es obviamente una subvención del estado a los combustibles fósiles.
Es decir, que paguemos nosotros más del doble del precio de esos combustibles fósiles es una subvención del estado a estos mismos productores ¿no?
Claro.
Veamos, 5900M€ que se facturarían en 2021 con la luz con un 27% de impuestos significa que se el gobierno ingresaba 1593M€ en forma de impuestos sobre esa partida de la factura de la luz.
Si esos 5900M€ ahora se lo van a cobrar a los combustibles fósiles, y suponiendo un tipo impositivo del 112,8% (el más barato, el ‘subvencionado’ gasoil), eso significa que ahora el gobierno va a ingresar 6655€ en forma de impuestos sobre esos mismos 5900M€.
Pueblito paga doble.
Lo que bajan de la tarifa directa de la electricidad, lo cobran con creces de la gasolina, el gasoil… y el gas que se utiliza no sólo para calefacción, también para la electricidad… ese mismo gas que ha subido un montón no sólo por este motivo (y el de la escasez), sino también por otro impuesto, el de emisiones de CO2 (que es más elevado sobre los combustibles líquidos, que emiten más CO2 por KWh).
Ojo, porque ese impuesto al aire se lo cobran a las ‘energéticas’ que luego nos lo repercuten , y sobre esa repercusión, cobran luego los impuestos. Otro impuesto al que luego se le pone otro impuesto encima (el IVA).
Pueblito paga doble. Otra vez.
Claro que ese dinero tan bien recaudado se ‘invierte’ en descuentos, incentivos y ayudas al ricachón del barrio que se pone sus panelillos fotovoltaicos (con los que paga mucho menos de nada), su Tesla Marcapaquete de 100,000€ de nada al que dan privilegios y le regalan la luz. Y encima le ponen una tarifa reducida de potencia contratada para que pueda cargar su cochecillopilas más barato por la noche… seguro que con la verde energía fotovoltaica que se produce a esas horas, o la eólica esta que no se ha dignado (cómo se atreve!! How do it dare!!) a soplar por las noches este verano, o esa hidroeléctrica que estaba parada porque en algunas partes del país se pasaba sed.
También se van a financiar a las ‘pobres REID’ que no ganan para pipas a pesar de ser las más baratas de producir mientras cobran a precio de gas.
Todo un sistema de bombeo de riqueza de las clases infrahumanas bajas hacia las clases sobrehumanas de la casta dirigente y mas altas.
Es que las puertas giratorias son muy caras de mantener.
Pueblito paga doble. Y van tres.
Como los tres vasos del trileo impositivo al que nos someten.
Luego están aquellos que quieren eliminar el pago del tramo fijo, e incorporarlo en la parte variable, para que el que más gasta, más pague. Es lo mismo que poner una tienda envolviendo al jugador del trile, otra capa más bajo la que esconder los costes de toda esta parafernalia.
Igual que han pasado los costes de las subvenciones de las REID a los combustibles fósiles, igual que han eliminado el ‘impuesto al Sol’ por el que tantas vestiduras se rasgaron (porque lo tenían que pagar los que causan el problema, ‘los buenos, los seres de luz, los seres supremos’, ‘ellos’, que tenían que pagar por los inconvenientes que causa la intermitencia) pero que luego han alabado e impuesto el ‘impuesto al aire’ (que ‘ellos’ no pagan, sino los ‘untermenschen’, los ‘deplorables’, esos infraseres subhumanos que se atreven a ‘contaminar el aire con su respiración’ – y ojo que se avecina impuesto a las ventosidades).
Por tanto, la subida de la factura, que empezó ANTES que el gas subiese por razones que se analizarán a continuación, se debe al aumento de los costes generados por la intermitencia, a la infraestructura necesaria, a las subvenciones a unas renovables que insisten en que no las necesitan, más todo el trileo impositivo, que incluye subidas indirectas de todos los combustibles fósiles, que luego son convenientemente amplificadas por los impuestos.
Un ejemplo de este bombeo de riqueza de los que estamos abajo hacia los que están arriba: en 2014, con el precio del barril de Brent alrededor de 110$ (sobre el límite superior al que ha cotizado dicho barril desde 2021), el diésel, ya más caro que la gasolina entonces, apenas subió de 1,45€/ litro, mientras que ahora, con las misma condiciones, se ha disparado a más de 1,8, en algunos lados superando los 2€/l.
Claro que lo han subvencionado ‘eliminando impuestos’. Exactamente, cobrando no tanto como les estaba previsto cobrar, pero muchísimo más que antes por lo aquí explicado.
Resulta llamativo que “bajando impuestos” obtengan recaudaciones récord de los mismos, ¿no?
Esa es la razón última del elevado precio de los combustibles.
Por supuesto, para la opinión púbica, todo eso es debido a las avariciosas, sucias, y malvadas empresas petroleras.
Se ve que subir la recaudación de impuestos por lo que otros hacen no es avaricia en absoluto.
Combustibles fósiles, pico del gas, carbón, uranio, petróleo y de demanda.
Si, el precio del gas ha subido. Y lo que pagamos ha subido más debido a los impuestos al aire. Pero obviamente, esta no es la razón de peso, no cubre ni una cuarta parte de la subida.
Mucho se ha escrito sobre los motivos de la subida del gas, especialmente en este foro. Que tenemos encima el pico del gas parece casi una obviedad. Si añadimos el pico del carbón en 2014 y el del petróleo en 2019, bastante antes del Covid, tenemos un buen percal encima.
Dado que todo el entramado de REID es en el fondo la mejor manera de depender del gas, cualquier recorte en dicho combustible se va a notar enseguida.
Ahí es dónde entra la subida del precio del gas. Consideraciones internacionales aparte.
Resulta que todos los castillos al aire de las REID dependen de que tengamos un buen suministro de gas.
Las tecnologías hipertecnológicas de las REID, aumentan al máximo la dependencia del gas. Justo al revés de cómo nos venden esa moto. Las razones técnicas son ineludibles, por mucho que digan que no.
Que los medios y los miembros de la Secta Fotovoltaica insistan en negar lo que la física impone, demuestra que esto es un asunto que trasciende de lejos la física, la ciencia, y la realidad: es un asunto tanto político como económico como religioso. Y va mas allá de este país (por algo se tuvo que negociar con la Unión Europea el ‘beneficio tarifario’).
Sin embargo, el gas usado para los ciclos combinados sólo representa alrededor de ¼ parte del gas que consumimos.
Por tanto ¿a qué tanto jaleo por la electricidad?
Bueno, pues porque es la energía más cara que tenemos. Por cada MWh de electricidad generado con gas, más o menos se han consumido dos MWh de gas. Así que la electricidad como energía es más cara que el propio gas (ya que al final todo nos lo cobran a precio de gas). Un barril de Brent, alrededor de 1,7MWh, cuesta menos de 100€. Mucho menos que el MWh de electricidad a precio de subasta.
Pero lo que queda claro, es que suba lo que suba el gas, más aún va a subir la electricidad.
Ahí queda el enunciado básico de los economistas que tan rápido compró nuestra sociedad cuando se hablaba de pico del petróleo: que al subir éste, otras alternativas serían más baratas y sustituirían al petróleo.
A fecha de 2021, ya quedaba claro que no es el caso de la electricidad.
Peor aún: el enunciado falla por dos lados.
El primero, es que es relativo: si el petróleo sube a 1000, pero la electricidad puede estar a 999, y por tanto, estará más barata que el petróleo, pero no más barata que la misma electricidad ahora.
El segundo, que el precio no puede subir demasiado sin que ocurra un factor que se descarta en ese enunciado: la destrucción de la demanda.
En estos momentos, ya tenemos en marcha la destrucción de la demanda eléctrica, antes que de otras energías. Desde 2009 la demanda se ha estancado con el pico de invierno alrededor de 44GW o menos, mientras que la potencia instalada ha subido: de ahí parte de la subida, la amortización de semejante parque energético no ha bajado, y se tiene que repartir sobre los mismos MWh producidos, o incluso menos.
El gas es una energía fuertemente estacional, ya que se tiende a usar más en invierno, y no precisamente para hacer electricidad. La calefacción es el principal uso. Aún así, el sector industrial es el principal consumidor de gas, y no sólo para calefacción o calor: los fertilizantes son uno de los usos más intensivos.
Y precisamente estos productores de fertilizantes han sido de los primeros en cerrar el chiringuito, seguidos de los que producen AdBlue (urea) y otras químicas. Pero dado que en la luz hay más subida que en el gas, grandes consumidores de la primera también han tenido que cerrar, especialmente los que producen aluminio, aunque ciertas acerías que reciclan el acero se han sumado.
Mucha gente está recortando en su consumo de gas y, especialmente, de electricidad. Por tanto tenemos encima ya la destrucción de la demanda. Pero no por voluntad propia, precisamente.
El problema es que los costes de muchas cosas, queramos o no, vienen influenciadas por los precios de la energía, a través de múltiples caminos. El caso de los fertilizantes es un buen ejemplo: el coste del gas influye en el precio de la electricidad, y los fertilizantes utilizan el gas como materia prima, y la electricidad como fuente energética.
Pero esos fertilizantes son utilizados por el sector primario para producir alimentos. El cierre de estos produce un encarecimiento sobre los que hay disponible no sólo por la ley de la oferta y la demanda.
Y eso, de nuevo se repercute en el precio de lo que se produce con dicha materia prima: en este caso, alimentos. Estos alimentos, además, utilizan plásticos además de fertilizantes, maquinaria agrícola que consume combustibles. Todo esto se está encareciendo por la subida de los diferentes combustibles fósiles y de la energía en general.
Que los alimentos llevan subiendo desde que llegó el Covid es algo bien conocido, y eso que aún no había subido el tema energético como ha subido por la guerra de Ucrania.
El problema que trae consigo el aumento del coste de la energía, en general, y de la electricidad en particular, es la inflación de muchas cosas, que está batiendo récords.
Pero la inflación también lleva pareja una pérdida de poder adquisitivo. Con el mismo sueldo puedes comprar menos cosas.
Mezclando ambas circunstancias, lo que tenemos es que una subida de la energía se suele traducir en una pérdida de poder adquisitivo generalizada equivalente a una bajada de sueldo: tenemos que trabajar más horas para conseguir lo mismo. Eso reduce la demanda, y por ende, conduce tarde o temprano al peak demand, de nuevo, no por voluntad propia sino por falta de dinero.
Y dado que la electricidad está subiendo más rápido que el gas, todo apunta a que no se está cumpliendo ninguna de las premisas anteriores, pero por el lado negativo. Vamos, que a este paso nunca será más barata que los combustibles fósiles.
Pero eso no es debido sólo a la subida del gas.
Ni de la excusa du jour: la guerra.
Ya hemos hablado en reiteradas ocasiones de la amortización. Esa palabra básicamente hace referencia a repartir los gastos de montar el tenderete entre todos los ingresos. Cuanta más potencia instalada, más dinero hay que amortizar, y por tanto, más negocio se tiene que hacer.
Si la producción no aumenta, los costes de amortización a repercutir en el precio, suben.
Las centrales despachables basadas en combustibles fósiles están diseñadas para trabajar un cierto número de horas al año, generalmente más, bastante más, de la mitad (el año normal consta de 8760 horas, 24 mas en caso de año bisiesto).
Las nucleares, además, a potencia más o menos constante, o sea, producción fija, mientras que el resto son más variables, para adecuarse a la (previsible) demanda.
Un factor de uso del orden del 70% no es nada extraño. Eso implica que si se consume de media 70GW, hace falta tener instalados 100 GW, para poder cubrir el pico y situaciones como paradas para reparaciones, mantenimientos programados, etc.
A veces, por cuestión de seguridad, se suele hacer el cálculo en base al 50%: instalada el doble de la potencia media.
Eso en España significaría tener instalados como 60 – 70 GW, que es lo que se consideraría óptimo.
Tenemos 118 y subiendo. Y muchas de las centrales de ciclo combinado no se están utilizando según lo calculado por eso de la intermitencia. Eso significa que los costes de amortización se tienen que haber disparado.
Aumentar la potencia instalada para cubrir unos picos que no se pueden cubrir (de noche ¿cuanta fotovoltaica tenemos que instalar para que nos cubra?, etc) sólo aumenta los costes de amortización.
Pero resulta que los costes de amortización además dependen del precio de las materias primas o los elementos necesarios para la producción. En el caso de la fotovoltaica, de los paneles fotovoltaicos a instalar, amén de los componentes auxiliares como los inverters electrónicos.
Pero resulta que esos paneles se hacen con carbón (combustible fósil, utilizado para reducir el óxido de silicio a silicio más CO2 – con las consiguientes emisiones y – presuntamente – el impuesto al aire asociado), y con electricidad, esa misma que sube sin parar.
Con la situación eléctrica en el principal fabricante de paneles (China), el tema del Covid, el asunto del transporte de mercancías, la falta de chips electrónicos y demás, los paneles policristalinos han cuadruplicado su precio.
Y eso que China no aplica el impuesto al aire, tiene la electricidad y la mano de obra más baratas (de momento) que por estos lares.
Ya hemos mencionado los problemas de solvencia de los tres grandes fabricantes occidentales de eólica (Siemens-Gamesa, General Electric y Vestas).
Todo esto junto básicamente viene a decir una cosa: que a pesar del presunto enorme beneficio que generan… no ganan para pipas.
Algo no cuadra.
Dicen que son muy rentables, y que son más baratas que el resto de energías. Y sin embargo, los grandes fabricantes, a pesar de subvenciones que se ha demostrado que siguen recibiendo, tienen pérdidas y se están echando atrás en instalaciones que ya deberían estar funcionando.
Ojo, repito: a pesar de los beneficios enormes de cobrar una electricidad a precio de gas. Y de las subvenciones del RECORE.
Si son tan lucrativas, ¿por qué reducen plantilla, presentan números rojos, y se echan atrás en nuevas instalaciones?
Pero eso no es todo.
La Colada Internacional.
La UE tiene el famoso plan RepowerUE, más de 750,000 M€. Si, tres cuartos de billón (con B, según la cuenta europea) de €. Y eso para ‘apoyar’ las renovables.
Si, no van directamente a los ‘fabricantes’. Pasan primero por distribuidores, instaladores, bancos. Todo un montón de gente que, obviamente, van a estar muy interesados en meter sus manos en ese pastel. O sea, gente que, claramente por interés, van a promocionar este tipo de tecnologías.
Pero tarde o temprano, eso se convierte en ventas a los fabricantes (ehem) de renovables. Lo cual es, en el fondo, una ‘subvención’.
Si es que al final hacen esas instalaciones.
Bien, ya tenemos una buena respuesta al Cui Bono. Respuesta evidente.
Pero totalmente falaz.
Veamos pues algunos detallitos más, nada inocentes, al respecto.
El primer punto, tiene que ver con una economía que no está yendo bien.
Ya he hablado de la inflación. Quizás debería hablar de Estanflación, es decir, inflación de precios mientras se estancan sueldos y empleos.
También podría hablar de la quiebra de Silicon Valley Bank. O de Sam Bankman Fried y FTX.
(Silicon Valley Bank se dedicaba a tramitar ayudas a las renovables y tecnológicas, Sam BF se dedicaba a las criptomonedas a través de FTX, y entre otras cosas, a derivar parte de estas ayudas a financiar la campaña de Biden, en la que su madre trabajaba como asesora financiera, además de otros jaleos como la familia de su novia, el trabajo de su padre, etc. También manejaba parte del traspaso de fondos a Ucrania).
Pero quizás es mejor que empiece a hablar de otro tema claramente relacionado y que preocupa a bastante gente: la subida de los tipos de interés.
Bien, ahí está uno de los puntos más importantes de todo este entramado. Uno que ya se ha comentado con anterioridad y que arrastramos desde 2008: la deuda pública.
Como algunos recordarán, en 2008 empezó una crisis de deuda privada (básicamente hipotecas y derivados bancarios), que fue abordada con lo que se conoce como Quantitative Easing, “la impresora de dinero” para los amigos.
O sea, una emisión sin par de deuda pública. Con unos tipos de interés a la baja a consecuencia de esa acción.
Esa bajada de interés era, hasta cierto punto, necesaria: una parte importante de la crisis era debida a que la gente no podía pagar la deuda (unas hipotecas que se firmaron a un tipo de interés bajo, pero que luego se disparó) debido a unos tipos de interés muy elevados.
Eso lo único que hizo fue echar una ‘patada hacia adelante’ al problema.
Durante años esa ingente cantidad de dólares que emitió la FED fue a parar a muchos sectores, especialmente la banca (en realidad, fue un rescate a la misma), pero también impulsó una expansión de empresas que siempre han sido deficitarias y que ahora se están empezando a contraer dada la contracción de capital que se inyecta al mercado: las tecnológicas (Meta, Amazon – la gran ganadora de la crisis Covid, Twitter, etc.)
De ahí que el banco que mediaba buena parte de todo esto, el Silicon Valley Bank, quiebre.
Las razones de que el dinero fuese a esas tecnológicas son variadas, y obviamente muchos tienen sospechas de cuales son. Algunas de esas razones son conocidas, pero no todas. Aún así, eso es sólo una pequeña parte del pastel.
El problema de esa emisión de dinero a bajo tipo de interés es doble. El primero, que tarde o temprano conduce a la inflación.
¿Os suena ese término, inflación?
Sin embargo, los más listos saben que la inflación empezó hace pocos años, mientras que la QE empezó mucho antes. Así que no hay una clara relación. Argumento que los adalides de ciertas teorías monetarias modernas han usado hasta que al final la inflación ha hecho su aparición. Aparición por la puerta grande, hay que admitir.
Y es que esa emisión de dinero ha seguido el efecto Cantillón: los que han recibido el dinero han sido los más próximos al emisor de dinero, o sea, el gobierno: los bancos y las ya mencionadas tecnológicas.
Ha sido cuando la emisión de dinero ha ido a parar directamente a la gente ‘de a pié’, con las ayudas por el encierro por el Covid, cuando se ha disparado la inflación. Eso junto a la reducción de la producción debido a que ésta se ha resentido del parón.
(Eso contradice uno de los pilares de la Renta Básica Universal, basada en la Teoría Monetaria Moderna, que decía, erróneamente, que el dar dinero a la gente no era inflacionario)
Pero ese es el primer efecto, y que parece que va para largo.
El segundo es más sutil, y aunque está en las noticias, para bastante gente en España, pasa desapercibido. No así por los franceses.
Me refiero a que con los tipos de interés bajos, la deuda de los gobiernos sale interesante, pero los pagos del mismo salen problemáticos. Concretamente, las pensiones y otros objetivos, salen muy perjudicados.
En España esas pensiones no sufren tanto como en otros países, ya que aquí funciona como aquello de ‘las gallinas que entran por las que salen’, ergo el tipo de interés no causa estrés sobre estas, mientras facilita que el gobierno se endeude a marchas forzadas al pagar menos por intereses.
Pero esos planes de pensiones no van bien para aquellos países donde dichos planes están en fondos de inversión.
Es el caso de muchos países europeos: Alemania, Países Bajos, Noruega, y, sobre todo, los USA.
El caso de Noruega es paradigmático: esos planes de pensiones secan su beneficio de exportar petróleo.
El de los europeos, así como el de los USA, sin embargo son mucho más peligrosos.
Resulta que los gobiernos no permiten que se ‘juegue al casino’ con esos fondos. Obligan a que se inviertan en ‘cosas seguras’.
La primera, obviamente, son los bonos del estado. Es decir, la emisión de deuda.
Por tanto, con los tipos de interés a bajo precio, a los gobiernos les va de perlas que los planes de pensiones les compren esa emisión de deuda, pero causa estrés a unos planes de pensiones que no obtienen el rendimiento necesario (estimado del orden del 5% para Europa, pero mucho mas para otros tipos de pensiones mucho más particulares que veremos en breve).
Por eso, hay un cierto, ehm, ‘interés’ en que se invierta en unos bonos del estado y no en otros. Por ejemplo, los germánicos y vecinos (Holanda, Paises Bajos, el Reino Unido), más conocidos como ‘los frugales’ tienen tanto interés en comprar bonos de los PIGS (Portugal, Italia, Grecia y eSpaña).
¿Por qué ese ‘interés’?
Pues fácil: porque nos meten mucha presión… porque eso sube la ‘prima de riesgo’… y eso implica que nuestros bonos del estado pagan un tipo de interés más elevado que el suyo, y por tanto, sus planes de pensiones se enriquecen a costa nuestra y ‘gracias’ a su ‘presión’ y su ‘aprecio’ por nuestra cultura…
Y sin embargo, sigue siendo poco para el beneficio necesario.
Hace falta más.
Especialmente para unos fondos de pensiones muy particulares de origen americano. Fondos de pensiones privados que ofrecen rendimientos del orden del 10% y gran cantidad de prebendas. Fondos de pensiones que sólo un tipo particular de privilegiados puede tener.
Me refiero a los fondos de pensiones de los ‘empleados púbicos’ americanos. Empleados de todo tipo, pero muy especialmente, políticos.
De esos que toman decisiones, como por ejemplo en qué deben invertir los fondos de pensiones, esos fondos que luego, tras la jubilación (en determinadas circunstancias, antes) les darán unas prebendas desorbitadas en comparación con el resto de mortales.
Podemos poner varios ejemplos, el más conocido, el CalPERS. Pero también está el de Massachussets, y muchos otros.
Fondos de pensiones privados, gestionados por los propios políticos en muchos casos.
Oooops… me ha venido un ‘dejà vu’ con las Cajas de Ahorros en 2011…
Fondos de pensiones que, de facto, están quebrados.
Igual que muchos países.
Y todo debido a unos tipos de interés tremendamente bajos.
Así que los políticos, esos que ya hemos dicho que no tienen ningún interés más allá del bien del pueblo, han ‘ampliado’ las opciones de inversión de esos fondos de pensiones.
Esas opciones han ido evolucionando hacia lo que ahora se conoce como ESG, por las iniciales de Environmental (Medio Ambiente), Social y Gubernamental (aunque esto último implica la gobernanza de ciertas ‘grandes empresas’, sí esas mismas que han recibido parte de esa emisión de dinero, las tecnológicas).
La parte de Environmental es evidente: las renovables. Esas que subvencionan generosamente.
Blanco y en botella: ante los problemas de los fondos de pensiones, han hecho que éstos inviertan en empresas que, para ser rentables (y dar la rentabilidad deseada) necesitan unas subvenciones.
Y los que han decidido esto son los que por una parte dan esas subvenciones, y por otra luego se benefician de esos beneficios que hemos comentado.
Bueno, al menos es el caso del corazón del Imperio. Para los europeos no es tan claro, pero al menos les salva la papeleta de las pensiones en general de los autodenominados ‘frugales’ (curiosamente, los que tienen más poder en la Unión Europea).
Básicamente, lo que estamos viendo es más trileo dónde unos fondos de pensiones se están subvencionando para evitar que entren en quiebra… pasando el grueso de la deuda a otras partidas.
Pero entonces viene la inflación, y pasan cosas divertidas, como, por ejemplo, que esos planes de pensiones empiezan a ser más rentables… pero la deuda adquirida por los gobiernos pasa a ser impagable.
El Globo.
La inflación, pues, causa otros problemas de solvencia del gobierno. Tiene sus ventajas para éste, así como sus inconvenientes.
Una ventaja, para todos los endeudados en general, es que la deuda se diluye. Un inconveniente es que esa deuda se convierte en difícil de sostener, y eso dificulta la emisión de nueva deuda.
Hay tres causas de inflación. O, mejor dicho, dos para la inflación más o menos ‘comedida’ y una para la hiperinflación.
Nos centramos en esas dos causas de lo que de momento (y seguramente durante bastante tiempo) es una inflación elevada pero lejos de la temida hiperinflación que causa pesadillas a los alemanes.
La primera causa típica es el incremento de la demanda, muchas veces asociada a la especulación. En parte esta ha sido la que ha disparado dicha inflación a medida que la economía y la sociedad ha ido volviendo a la normalidad tras el Covid, y con ella, la demanda.
La segunda, relacionada, la falta de oferta, por ejemplo, debido a los encierros y parones por el Covid. Ahí ya se ha hablado extensivamente de los efectos que eso ha producido sobre los semiconductores.
En este caso, al menos al principio, ha sido una mezcla de ambos factores, esperable y lógica. Pero a medida que la cosa ha evolucionado, la cosa no se ha recuperado tal y cómo esperaban los economistas.
Las explicaciones son largas, tienen que ver con el factor tiempo, y se salen del marco de esta serie.
Sin embargo, hay una en concreto que sí que es importante para la discusión: la dificultad en el aumento del suministro de combustibles fósiles, especialmente del gas.
Recordemos, una vez más, que el tema de la subida de precios de la electricidad y del gas es muchos meses anterior a la guerra de Ucrania.
Si, hubo un aumento de la demanda, pero también un problema de suministro.
Los que siguen este blog saben que el suministro de combustibles fósiles es el tema principal del mismo.
Aunque la producción de gas puede aumentar, ni es fácil ni inmediato. Y dado que se ha puesto bastante presión para reducir su consumo, llámese ‘incentivos’ a que NO se use, por ejemplo, con un ‘impuesto al aire’, pues no queda claro que la producción vaya a subir ante la incertidumbre de cómo va a acabar esto.
Y eso es lo que está causando la inflación y la subida de la luz… que luego se transmite a muchos otros frentes como ya se ha comentado.
Las principales herramientas de los gobiernos para frenar la inflación son los ya conocidos: la emisión de deuda. ‘Cortando el grifo del dinero’ suben los tipos de interés, se ‘enfría’ la demanda, y por tanto se baja el precio.
Es funciona bien cuando la subida de la demanda es sobre todo especulativa y no pasa gran cosa si se ‘enfría’ la misma.
Pero cuando el problema es el coste de las materias primas y de la energía, más que de especulación, entonces el problema es más grave, especialmente si eso repercute en bienes de primera necesidad.
Que es el caso.
Entonces lo que pasa es que el ‘enfriamiento’ lo que hace es causar daño a otros sectores de la economía. Y eso causa recesión.
Con lo que tenemos a la vez inflación y recesión, la temida ‘estanflación’.
Lo que tenemos ahora.
En este caso, el truco de Sir Maynard Keynes era aumentar el gasto, por ejemplo, con el plan RepowerUE, que es inflacionario, y reducir los impuestos, que es deflacionario.
De esta manera se reduce o contiene la inflación, permite que la gente no vea tanto gasto debido a la misma, tenga algo más de poder adquisitivo, y por tanto pueda gastar más y así no dañar tanto a esos sectores que están siendo castigados.
Pero si se baten récords de recaudación de impuestos mediante el trileo antes explicado, eso no es una ‘bajada de impuestos’.
Y es que el problema real de fondo es que la deuda es insostenible, así que el principal afán del gobierno, sea el que sea, prime la recaudación para reducirla al mínimo.
Una noticia que ha pasado desapercibida, es que España e Italia (con colores políticos radicalmente diferentes) hemos sido rescatados (de nuevo) por Europa… dos veces.
Dos veces, porque el Plan Repower UE es otro rescate encubierto, de ahí que Italia y España (los que recibimos) “vayamos bien”, mientras que Alemania y Francia (los que pagan) están en recesión técnica.
Ahí hay dos extremos sobre los que trazar una recta. Por el lado izquierdo, tenemos la variante de aumento de impuestos de una forma u otra, mientras se mantiene el gasto público, con lo que la deuda no aumenta tanto.
Por el lado derecho, tenemos una reducción del gasto público (apoyado en una reducción de impuestos), con lo que se reduce la recaudación, pero también la emisión de deuda, que, de nuevo, no aumenta tanto. Esta opción también es conocida como ‘frugalidad en el gasto’.
Ninguna de las dos puede solucionar el problema.
Lo que debería hacerse es subir la recaudación y por otra bajar el gasto, destinando más cantidad de dinero a ir amortizando, reduciendo la deuda.
Pero eso es altamente inflacionario, malo para la economía que se destruye, y encima desincentiva cualquier cambio, como por ejemplo, la inversión en esas nuevas tecnologías renovables intermitentes, descontroladas y que han dado tantos dividendos (a los inversores) a costa de rentabilidad (recordemos de nuevo que no están en su mejor momento económico).
Pero… conlleva decrecimiento.
Algo que es muy malo para las elecciones, dicho sea de paso.
Conclusión.
Tras toda esta explicación, queda claro que tenemos un grave problema sobre la mesa: una deuda pública (y privada, que no toda ha sido rescatada, y ahí podríamos hablar de las grandes empresas alemanas de la automoción) impagable.
Deuda que es necesaria para mantener el funcionamiento de los estados, las pensiones, la ‘transición energética’ y las elecciones.
Pero resulta que esta deuda ha sido emitida de cierta manera por intereses espurios. Y los 750,000 M€ del plan RepowerUE son muy golosos para ciertos lobbies.
Hay mucha gente que habla de la conspiración de las petroleras que están detrás del malísimo, malvado negacionismo climático.
Obviamente, hay mucho dinero por ahí, pero ese dinero también pasa por bancos (los Rokefeller y Rothschild son, ante todo, banqueros, a pesar se haberse enriquecido en su momento con el tema petroleo, pero fijaos cómo muchas empresa eléctricas también están metidas en el asunto del gas, en las renovables y en las turbinas como Siemens, etc).
Y muchos de esos también están metidos en el tema renovables (¿cuantas eléctricas están ahora metidas en el boom de la burbuja fotovoltaica 2,0?).
Pero es obvio que 750,000M€ también son muy golosos para otros lobbies, específicamente aquellos que tienen que ver con fondos de inversión de planes de pensiones.
Y think tanks que mueven una parte importante de este entramado: el Sierra Club, por ejemplo.
Si hay un ‘contubernio’ por parte de las petroleras, también lo hay por parte de las renovables, y muchos gobernantes están en el ajo.
No sólo eso.
Detrás del ‘negacionismo clásico’ estarán las petroleras y ciertos intereses económicos, obviamente, pero detrás del tema de las renovables está el ‘negocionismo’ de otros lobbies, ayudados por una agenda política muy importante.
Y el principal punto del orden del día de ese interés político, es solucionar el tema deuda pública impagable.
Y ahí voy con un espóiler: no sólo es impagable.
Saben que es impagable.
Y saben que todo lo que se está metiendo en las renovables no sólo empeora la situación al ser más deuda, sino que no da el resultado esperado.
No lo va a dar porque el crecimiento es ya imposible, y sin crecimiento, no tiene ningún sentido el endeudarse.
Saben, igual que mucha otra gente, que esto está terminando y que muchos gobiernos, incluyendo el noruego, se han vuelto insolventes desde 2005. Y con ello, inviables.
Están intentando echar la pelota hacia adelante, pero lo políticos ven claramente el final de la calle.
Y hay pocas, muy pocas soluciones al este problema.
Ninguna de ellas aceptable por el pueblo por las buenas.
Así que las ‘soluciones’ son ‘por las malas’.
Una de ellas, es la guerra.
Otra, la revolución.
En cualquier caso, estamos ante el fin de la democracia. Ésta es demasiado costosa, y no está la TRE para estos lujos.
Así que hay que reducir costes. Y eso deja sólo una opción: gobiernos de corte totalitario que puedan tomar medidas drásticas impopulares.
Y para ello, la mejor herramienta es el miedo.
El problema de la deuda es el Jaque Mate a la civilización que conocemos, y su estallido, debido a que la TRE menguante hace que el crecimiento, base de toda la parafernalia económica que tenemos y que es la base de la cultura y civilización ‘occidental’, haya llegado a su fin.
Ese es el problema y el coste de la energía es el síntoma.
Tirar dinero bueno a soluciones malas (las renovables, las tecnológicas), va hacer que todo esto estalle.
Pero antes de explicar tanto los detalles de la agenda política que hay detrás de todo esto, para culminar con los posibles caminos que tenemos por delante, hace falta desmontar algunos mitos.
Hasta la siguiente colada pues.
ACTUALIZACIÓN:
Como he comentado antes de esta entrada, una parte importante de la misma ha quedado ya obsoleta. Incluso de forma más rápida de lo previsto.
Por tanto, se impone pues actualizar ciertos datos para poner al día lo que aquí se explica. Estos hechos, además no se limitan a esta entrada: toda la temática de la serie era precisamente el ir explicando que nos íbamos a encontrar con lo que nos estamos encontrando, y que ya nos ha dejado claro el pasado 2022.
Lo primero que hay que decir, es que ha sido noticia a finales de la primavera de 2023 que 2022 batió todos los récords de curtailment, es decir, de paradas forzosas de generación renovable. Justo lo que se avisó que para Semana Santa de 2022 ya fue notable, y que se dijo que eso iba a ir a más, resulta que de 2021 a 2022 la energía que se ha dejado de producir por las renovables se ha multiplicado por 10.
Exactamente la situación que se intentaba avisar en esos artículos ya publicados que se iba a dar, y cuyos costes ya se han estimado en varios miles de millones de €.
Bueno, que se está dando y que no parará de crecer, tal y cómo se publicó que lleva años pasando en California, y que seguirá exactamente en el mismo camino.
Se podría hacer algo, incluso veremos más adelante que se está haciendo algo.
Demasiado poco, demasiado tarde.
El resultado, es que la burbuja de instalaciones renovables ya ha empezado a estallar, aunque de momento es más bien un “desinflado”. En esta entrada en concreto se dijo que iba a subir mucho, que ya estaba muy alto, el precio del silicio fotovoltaico, debido a la demanda brutal que había en 2022, especialmente en Europa.
Y así fue… pero dado el problema de los recortes de producción que se ha hecho patente y conocido por los grandes explotadores de fotovoltaica, así como la bajada de precios a las horas de máxima producción solar que ha afectad a aquellos que tienen autoconsumo/prosumidores, y el consecuente “crash” en los precios de la electricidad (que se ha convertido en algo estacional, veremos este invierno que ahora está empezando cómo la cosa vuelve a subir), ha parado prácticamente en seco muchas instalaciones.
Afortunadamente, eso ha producido un cambio importante: durante muchos días, la electricidad se ha facturado a 0€/MWh. Eso significa que nadie sacaba beneficio… excepto hidro, (quizás sí ,quizá no la) nuclear y (seguro que sí) ciclos combinados que, al entrar por razones técnicas de estabilidad cobran las tasas por otros medios que no es la subasta.
Que se regale la electricidad a estas horas indica que, simplemente, la gente no la quiere. Y, que yo sepa, a 0€ nadie hace negocio. Empezando por las renovables que la producen.
Así que los que pensaban sacar negocio con las renovables, se han dado cuenta que no hay demanda para su energía. Y por eso, se han parado de instalar.
A la vez, eso ha bajado el precio de la electricidad para los consumidores, así que deja de tener sentido el autoconsumo si la electricidad está tan barata, menos aún los prosumidores, ya que les va a costar vender esa electricidad que producen y no consumen, mientras que la que consumen a hora de pico está bastante más barata.
Por tanto, la demanda de paneles ha bajado mucho, y eso hace que los stocks que muchos compraron, se estén vendiendo a precios de saldo para evitar tener tanto material en almacén sin salir (este invierno volverán a subir la demanda de paneles, ya que volverá a subir el precio de la luz, y con ello, se aliviará la presión).
Eso ha hecho que muchos fabricantes de silicio y obleas, todos chinos (no quedan ya fuera de China, que se los ha cargado todos a base de dumping), estén en suspensión de pagos, y/o parando proyectos de ampliación de capacidad de producción, todo ello debido a la caída de precio del silicio fotovoltaico que se deriva del parón en la instalación.
Este parón, además, se ha extendido a las eólicas, con el Reino Unido declarando una subasta de offshore desierta, ya que los posibles explotadores tienen claro que o sube el precio de la electricidad (y no poco), o no sale rentable.
Tan patente es que esta burbuja está empezando a causar problemas, que las grandes empresas de fabricación de aerogeneradores, que ya dijimos que estaban muy mal financieramente, están ahora mucho peor, cancelando incluso instalaciones que ya tenían aprobadas puesto que le sale más económico el pagar multas que hacer dichas instalaciones.
La lista de cancelaciones es larga, y no es nueva. Además, cuando hace años ya se amplificaba por todos los medios lo bien que iban las subastas a precios ridículos de fotovoltaica (base meramente especulativa sobre la que se basaban los proREID para decir que dichas tecnologías eran tan y tan baratas) se avisó que muchas de estas subastas nunca verían la luz del Sol ni sentir la brisa del viento.
Y se han cumplido dichas previsiones, incluso empeorando.
Es decir, que las renovables, a pesar de las ayudas (recordemos que en Europa eran 750,000 M€, a lo que habría que añadir las ayudas en los USA y otras partes del Mundo), no son rentables.
Estamos ante lo que Gail Tverberg ya anunciaba: la energía ha llegado un punto en que o no es asumible su elevado precio por parte de los consumidores, o dicho precio no cubre los gastos de los productores, aunque haya ayudas públicas, que lo único que hacen es distorsionar la situación, convirtiendo todo esto en un espejismo.
Un espejismo que tira dinero bueno detrás de soluciones malas.
Un espejismo que empeora el problema de deuda de la UE, que está viendo que todos estos millones de € que está malgastando en soluciones que no nos aportan lo que necesitamos se están esfumando, son humo, son gastos que no aportan beneficios.
Estamos empeorando el problemón tremendo de deuda que tenemos.
Y lo vamos a pagar, como siempre, los de abajo.
Abrochaos la cartera, que vienen quiebras.
Beamspot.