Destilado (del pico) del Petróleo.
Una primera aproximación a las consecuencias del Peak Oil.
Introducción.
Mucho se ha dicho de qué es el pico del petróleo o Peak Oil.
Es el tema principal de esta bitácora: El Peak Oil y sus Consecuencias.
Sin embargo, casi todas las concepciones del mismo se basan en lo que podríamos llamar resultados de primer orden.
Son incorrectos.
Como de costumbre, son los resultados de segundo y tercer orden los que realmente importan.
Lo son tanto que harán, hacen, que el Peak Oil, así como otras cosas, se vuelvan “invisibles”.
Así pues, aquí voy a explicar algunos de estos efectos secundarios y terciarios (otro día entrare en ese tipos de efectos con más detalle) y de por qué el movimiento del Peak Oil está “condenado”.
Y de paso, el asunto del Cambio Climático, por mucho que sea una amenaza peor aunque a más largo plazo.
Teoría.
¿Qué es el Pico del Petróleo?
Bueno… es una entelequia.
En un primer punto, la definición es simple: el momento en que se extrae más petróleo al día de toda la historia. Récord que nunca se volverá a repetir jamás.
Esa es la definición que se hizo famosa gracias a Marion King Hubbert. Y la debemos dar por buena.
Lo que no dice esto es ni cuando va a pasar, ni la forma que va a tener la curva, ni las implicaciones que eso conlleva.
Para Marion K. Hubbert, esa curva iba a ser muy parecida a una gaussiana, la típica curva en forma de campana, simétrica… y suponía que iba a ser así porque la nuclear (estamos hablando de los años 60) iba a sustituir al petróleo.
Pero como sabemos, no ha sido así (ni lo será, pero eso es harina de otro costal).
Entonces, ¿qué cabe esperar?
También se han dicho muchas cosas.
Unos, los más apocalipsistas, dicen que eso causará un evento catastrófico apocalíptico estilo Mad Max.
Otros, dicen que no pasará nada.
Analicemos pues una de las falacias más típicas que hay sobre el pico del petróleo. Obra, cómo no, de economistas.
La teoría economicista unineuronal dice algo así:
“Cuando el petróleo empiece a escasear, el precio del mismo subirá (primera parte), eso hará que otras alternativas sean más baratas (segunda parte), y eso producirá que estas otras alternativas tomen el relevo (tercera y última parte)”.
Empecemos por la segunda parte, esa que dicen que nunca es buena.
Esa frase es falaz y relativista. En realidad, lo que debería decir es que otras alternativas pasarán a ser más baratas que el petróleo. Es relativo.
Con este re-enunciado, la cosa empieza a tomar carices más lógicos, pero sigue siendo problemático.
Pondremos un ejemplo que explica por qué esta parte es clave.
Supongamos que ahora tenemos el petróleo a unos caros 100$/barril, mientras que el presunto sustituto, la electricidad, está a un equivalente de 200$/barril.
Un Mito.
Si el petróleo sube a 250$/barril, en comparación, los 200$/barril equivalentes de electricidad estarán más baratos que el del petróleo, y se cumplirá lo que dice esta aseveración tan manida.
Sin embargo, podéis dar por descontado que la electricidad también subirá, igual a 240$/barril equivalente, igualmente mas barata que el petróleo, pero más cara que antes.
Eso es importante: que el petróleo suba no implica que el coste de la energía baje. Es decir, que la electricidad esté más barata que el petróleo, no significa que haya bajado a 100$/barril equivalente.
Sin embargo, la gente precisamente eso es lo que entiende, porque es lo que da a entender tal y cómo se formula el concepto.
El resultado, inevitable, es que la energía, sea la que sea, estará más cara.
La tercera parte quiere decir que al estar más barata, pues simplemente se sustituirá el petróleo por electricidad.
Pero si la electricidad está cara, aunque esté más barata que el petróleo, eso no implica que se vaya a sustituir uno por el otro. Añadamos que el coste de sustitución no es cero: tienes que comprarte un nuevo aparato que vaya con electricidad para sustituir al que usaba petróleo… y no siempre es posible.
Así que en realidad, lo que pasa, y se ha demostrado muchas veces, es que con una energía tan cara… se va a la porra la economía, baja la demanda, se destruye, y por eso vuelve a bajar el precio del petróleo de forma rápida, lo que desmonta la primera parte del mensaje.
Además también destroza la tercera parte de la teoría por la típica miopía economicista: una bajada rápida del precio del petróleo, junto con una destrucción de la demanda corta en seco un proceso de sustitución energética, y extiende el problema económico al sustituto.
Esto pasa así porque los que estudian economía raras veces tienen en cuenta varios factores, muy especialmente uno: el tiempo.
Las sustituciones no se hacen en un segundo. Pero la economía puede cambiar mucho más rápido. De hecho, cambia más rápido que la propia sustitución.
Si añadimos otro típico ejemplo de miopía económica, el hecho que las sustituciones no son inmediatas ni factibles (no es físicamente posible el producir cristal usando electricidad de forma directa: hay que quemar o bien gas natural, o bien hidrógeno, no hay alternativa), y en la mayoría de casos, más ineficientes (el caso del hidrógeno es flagrante), el resultado es que esa sustitución puede ser excesivamente cara para la economía.
Muy probablemente, es excesivamente cara ya mismo.
Para ilustrar esta situación, probablemente el mejor ejemplo fue el que causó el “revival” del cenit petrolífero: el pico de precios de 2008.
Un Ejemplo.
Ese año el precio del petróleo, en aumento desde 2005, llegó a casi 150$/barril, desde un precio de salida de menos de 50$/barril. Más que triplicó su precio en tres años. Ahí es nada.
Pero en menos de dos meses, la demanda cayó tanto que bajó cual avión que se queda sin combustible, hasta menos de 50$/barril.
Efecto Séneca en estado puro!!!
La situación económica los años posteriores creo que es bien conocida de los que ahora (2023, 15 años después) son mayores de edad.
Con el paso del tiempo, la economía se ha ido recuperando, pero la estructura de la misma ha cambiado.
Y poco a poco, se ha ido recuperando el consumo de petróleo. De hecho, en 2019 se batió el récord de consumo (hasta el 2023 en que se escribe esto) petrolero. En el Mundo, que no en España.
Es posible, probable, que se establezca otro nuevo récord (mundial, porque en España parece que ya no), pero el precio del petróleo durante estos años ha sido elevado, y la economía ha ido a trancas y barrancas la mayor parte del tiempo.
Algunas cosas se han sustituido, pero el pico de consumo de electricidad en España sigue siendo del 2007 (coincidiendo con el pico de toda la energía primaria), y desde entonces no se ve en ningún lado un crecimiento de la demanda de electricidad (ergo no nos estamos electrificando).
Es más, grandes consumidores como son la industria, han ido desapareciendo por varios factores. Entre ellos, el precio de la electricidad.
Ese que iba a abaratarse, y a bajar gracias a las renovables… pero que no lo ha hecho.
No se cansan de repetir que las renovables han abaratado el precio, y cuando se les muestra que no es así con algo tan simple como los datos, la respuesta típica es que los precios de la misma hubiesen subido más sin las renovables.
Aparte de ser falaz (países con un mix mucho menos renovable tienen precios más baratos), entonces en el fondo eso es una confirmación de la tesis sobre la segunda parte de la propuesta: que lo del abaratamiento es relativo, no absoluto.
Pero lo que importa es que sea absoluto, de lo contrario, por mucho que sea relativamente más barata, no se producirá la sustitución más allá de los casos más favorables o en los que el coste beneficio no sea determinante (como por ejemplo, el tema de los coches, que sirven de marcadores de estatus más que otra cosa).
Sin embargo, lo que hemos visto en este ejemplo es sólo un caso particular de una parte del proceso del Peak Oil: el del corto plazo, o, como podríamos llamarlo, una “ola” o un “escalón”. Me refiero a la crisis de 2008.
Otro Mito.
Para mucha gente, lo que está pasando económicamente se debe a otro mito: el aumento de la desigualdad.
También es falso. Y este es aún más fácil de demostrar, utilizando el Coeficiente de Gini.
La igualdad en España y Europa, generalmente se ha mantenido o incluso (en el primer caso) ha mejorado (somos más igualitarios) desde 2000.
Sólo a partir de 2019 ha empeorado ligeramente para Alemania, a falta de datos del Reino Unido (los datos que usé terminan en 2020, y no estaban completos para ese año).
Eso sí, con DOS excepciones: Los USA, y en menor medida, el Reino Unido (de 1980 a 2000).
En el primer caso, el aumento de la desigualdad empezó ya con su cenit petrolero particular, en 1971, y, con altibajos, ha ido empeorando desde entonces.
En el Reino Unido también empezó por las mismas fechas, pero el inicio de la explotación del petróleo del Mar del Norte y una economía más financializada, los altibajos han sido más grandes hasta alrededor del 2000. Probablemente la adhesión durante un tiempo a la UE haya mejorado la cosa. Aún así, empezaron desde una posición mucho más igualitaria que los USA, y siguen estando mejor.
En el caso de España, la igualdad ha ido mejorando hasta el 2000, y desde entonces se ha mantenido estable en unos niveles algo peores que en Francia, similares al Reino Unido ( durante la última década 2010 – 2020) y Alemania (la primera en empezar a empeorar).
Por tanto, no, no es culpa de la desigualdad. En un país muy igualitario, todos pueden ser igualmente ricos, o igualmente pobres.
Lo cual no quiere decir que la desigualdad no sea importante. Ni que vaya a bajar, por supuesto. Más bien va a empeorar a marchas forzadas. Sin embargo, la desigualdad no es el problema.
Si pensamos el concepto de igualdad asimilándolos a una pirámide, un país muy igualitario sería una pirámide bastante baja y ancha: poca diferencia entre la base más pobre, y la élite de la cima.
Un país muy desigual sería una pirámide más estrecha y alta: más diferencia de altura (sueldos) entre la base laboral y la élite que manda.
Pero si “las aguas” van subiendo por igual, la pirámide más baja queda cubierta mucho antes, “se ahoga” mucha más gente.
Y ese es el problema con la igualdad: el empobrecimiento es más rápido para capas más amplias de la población.
Sin embargo, ahí aparece otro elemento, una buena pregunta: cómo medimos “la altura de las aguas”?
Otra métrica.
Todavía en este 2023 se usa mayormente una métrica o medida para ver el crecimiento: el PIB, producto interior bruto (GDP en el idioma del imperio). Y sí, ha crecido y tal.
Sin embargo, eso no sirve. Esa métrica es falaz (un mayor endeudamiento implica un mayor PIB, lo cual no implica una mayor riqueza, menos aún per cápita). Además de estar muy manipulada.
No, hace falta usar otra medida. Una medida que, además va a la baja desde 2009, también con sus altibajos, y que es la que realmente importa.
Es la medida del decrecimiento. El nivel de fondo.
Es la marea que baja sobre la cual se observan las “olas” antes mencionadas.
Es la dirección de bajada de una escalera en la que hay “escalones”.
Me refiero al poder adquisitivo.
Lo que nos queda a fin de mes para ir gastando, una vez quitamos de lo cobrado todos los gastos inevitables: hipoteca los que la tienen, impuestos, servicios (luz, agua, gas), comida.
Aunque los sueldos suban, si la inflación sube más rápido, entonces perdemos poder adquisitivo.
La gráfica se corta el año en que el poder adquisitivo cayó con más fuerza: 2020. Desde entonces estamos peor.
Estamos decreciendo desde 2009 (o antes, ya que las hipotecas sub prime famosas disimularon este hecho). Estamos viendo cómo está el percal, la sociedad, la política, la economía. Y eso que el decrecimiento es leve, pero sirve para irnos haciendo a la idea, ¿no?
Da igual lo iguales que estemos. Ésta es la medida que importa: lo que nos tenemos que gastar para llegar a fin de mes, y lo que nos queda entonces.
El problema con la inflación es que afecta desmesuradamente a los salarios más bajos. El porcentaje de gasto en alimentación es más importante para quien cobra 1000€ que para los que cobran 3000€.
Es, de facto, un impuesto a los pobres.
Eso hace que, con la misma igualdad, a unos les sea hasta imposible el mantener las cosas básicas, mientras que a otros les importa un pimiento.
Una buena manera de ver ese cambio es mirando la evolución de ventas de coches, por ejemplo. Obra del Maestro Félix Moreno. Esta es una buena manera de ver cómo estamos decreciendo desde hace años, y cómo se está cambiando la estructura de consumo: al gastar más en comida, nos queda menos para gastar en coches, por ejemplo, o en viajes con el mismo, o en calefacción eléctrica, etc.
Y ahí es dónde entra el Peak Oil.
Precios altos, como ya hemos visto, causan problemas económicos.
Éstos acentúan el tema inflación y pérdida de poder adquisitivo.
Y entonces pasa a primer plano el protagonista real de todo el Peak Oil: la economía.
Dejaos de historias con gente haciendo cola en las gasolineras, o quejándose del precio de la gasolina para su coche.
O, ya puestos, de que hay que ser ecológicos y comprar comida ecosostenible – chupiguai - planetfriendly (c)Bill Gates y cía. Esa comida es sistemáticamente más cara (por no hablar del hecho que al estar hiper procesada ni es más saludable ni más “buena para el planeta”, ni reduce mucho el consumo energético, ni de agua, etc), y eso reduce el poder adquisitivo.
No, la esencia del Peak Oil (y, de paso, las consecuencias del Cambio Climático y del destrozo sistemático de nuestro planeta, que es la enfermedad bajo el síntoma del cambio climático, y que encarecen la comida por sí solas) es todavía más simple:
Lo importante es llegar a fin de mes. Cada vez va a ser más importante esa faceta, por encima del resto.
El precio del barril (que no subirá porque no nos lo podremos permitir) y que los nietos pasen calor por el Cambio Climático es irrelevante si me muero de hambre antes de tener siquiera hijos.
La inmediatez, la urgencia, lo más perentorio, va pasar por delante a las planificaciones a más largo plazo.
Son los problemas económicos derivados de una inflación al alza, cuya razón de fondo es en realidad la bajada de la TRE (global) de la energía (de todas las) que usamos, lo que está y estará en primer plano. Puntuado por los escalones en que la bajada económica será mayor.
El parasitismo de ciertas partes de la economía tampoco es que ayude.
Eso, obviamente, lleva a tensiones sociales, y por tanto, tensiones políticas.
El Trumpismo, los chalecos amarillos, AfD, Le Pen, Vox, los nacionalismos varios, el desencanto generalizado con la política, el negacionismo, los “antivacunas”, los “chemtrails”… son todo manifestaciones de este problema.
Y como el decrecimiento en el poder adquisitivo es inevitable, inexorable, todo esto va a ir a más.
Y ese va a ser el centro de atención de la gente: llegar a fin de mes. Poner un plato en la mesa.
La Pirámide de Maslow en pleno esplendor.
Ante esta situación, hay muchas otras consecuencias, como el cambio de estructura de consumo, que implica el cambio de estructura económico, y social, y político, etc.
Estas consecuencias son las que hay que analizar, las que pretendo explorar.
Pero para empezar, hay que tener clara la esencia del Peak Oil, y que dicha esencia, al traer otras problemáticas a primer plano, va a eclipsar el auténtico origen de todo ello.
Bienvenidos al mundo del Decrecimiento.
Esa es su esencia:
La pobreza galopante.
Beamspot.
Hablando de llegar a fin de mes, me acabo de enterar que Birmingham ya no llega a fin de mes, y se ha declarado en "suspensión de pagos" (default en idioma del imperio, que en este caso es servicios mínimos y dejar de pagar muchas cosas, como 950M$ o así).
Este tipo de problemas se van a acentuar con el tiempo, en gran parte por la inflación, o sea, por el pico del petróleo.
No he encontrado muchas noticias, menos aún en castellano, siendo la única en nuestro idioma... francesa:
https://www.france24.com/es/minuto-a-minuto/20230905-birmingham-segunda-ciudad-del-reino-unido-se-declara-en-quiebra
¡He estado desconectado del mundo varios días, y vuelvo y veo un montón de comentarios interesantes! Mi perfil es también técnico de origen... pero cada vez me gusta más la dinámica social y psicológica, porque es la determinante en estos procesos de colapso. Intento aprender y leer lo más que puedo sobre esta perspectiva. Seré breve:
- Colapso, es difícil de definir... a Joseph Tainter le lleva un libro hacerlo (recomendabilísimo, es un must que todo el mundo con estas inquietudes debe leer). De forma aproximada, breve, y quitando muchos matices, colapso es "una simplificación drástica no planificada de una sociedad". Encantado estaré de leer la entrada cuando llegue.
- Decrecimiento... bonita palabra teórica, cuán escéptico soy de que sea posible en la práctica. Tal vez, sólo con una férrea disciplina militar o paramilitar. Soy escéptico, porque en cuanto empiecen a caer partes de sectores productivos (industria de automoción, turismo, enormes partes del sector público...) todo se empezará a desmoronar como un castillo de naipes (el sector consumo y servicios empezará a venirse abajo y el efecto será bola de nieve).
- Ases en la manga y serenidad que van a tener los plutócratas en que la situación no se vaya de madre, por el bien de sus propios hijos: cosa no respaldada por los hechos históricos. Aquí una lectura interesante es el último libro de Peter Turchin: "Tiempos finales, patrón de desintegración política". En esencia, cuando un estado, es decir, su economía, empieza a colapsar, las élites se preocupan de seguir siendo élites, y de que sus hijos sigan siendo élites... pero ya no hay "sillas" para todos, y encima el sistema no ha hecho nada más que crear aspirantes a plutócratas en la época previa al colapso. Todos los casos analizados por Turchin, terminan con una reducción drástica de la élite. En su mano está el camino que pueden seguir: voluntariamente pasar a ser "proletariado interno" perdiendo sus privilegios, o bien ser directamente pasados a cuchillo por aspirantes a élite frustrados, masas empobrecidas, o bárbaros finiquitadores de civilizaciones.