Soy un maleducado.
No me he presentado.
Hola.
La tentación de empezar con un texto que contenga la palabra “primero” o “uno” fue demasiado fuerte.
Así que más vale tarde que nunca.
Hola: soy Beamspot.
Aunque este es mi blog, y recién lo empiezo, no es la primera vez que escribo en blogs, ni soy ajeno a la blogosfera, más bien adicto, sólo que hasta ahora ni me metía en administrar nada ni en hacer todo el trabajo de postear.
Además de maleducado, vago...
Pero sí que me pegaba (me pego) con gusto las curradas de escribir artículos largos.
Sin embargo, el escribir como invitado tiene ventajas (no hay que administrar ni formatear nada) e inconvenientes: a veces hay temas que me gustaría poner, pero no son adecuados (o pueden comprometer a terceros) a la temática de los blogs en los que escribo.
Es más, el tema de escribir sobre asuntos técnicos, especialmente sobre cochepilas, me ha llegado a cansar. No sólo eso: son sólo detalles técnicos (donde hay muchos diablos escondidos, es necesario decirlo) pero hay otros temas que no se tocan y que para mí son mucho más importantes.
Además, el Maestro Antonio Turiel, que es el que me publica la mayoría de mis artículos, y con quien coincido mucho en casi todos los temas, está saturado de trabajo como para seguir publicando: su blog está prácticamente parado, al contrario que él, que no para.
Los Blogs no son el tipo de comunicación que abunda hoy en día, con sistemas de mensajería corta mucho más extendidos.
Hay más razones detrás, algunas de ellas bastante oscuras, y además muy relacionadas precisamente con lo que me preocupa a fecha de este “estreno” en 2023.
Beamspot.
Vamos al tajo, que no tengo abuela.
Soy un ingeniero técnico en telecomunicaciones. Carrera extinta hoy en día, puesto que la temática que se estudiaba en los años 80 – 90 cuando me saqué la carrera iba de señales de humo para distraer a los pterodáctilos, como ya sabéis…
Eso significa que peino canas, que mis conocimientos no están actualizados, y que tengo más conocimientos por viejo que por diablo.
Es esa historia la que conduce a un pobre diablo al monstruo este que conocemos como Beamspot.
Terminé la carrera como en 1996, hice la mili (por aquellos tiempos algo obligatorio, aunque la tecnología ya era tan avanzada que usábamos armas de fuego en lugar de arcos y flechas, pero seguía siendo el uso de la violencia como arma, no de las palabras).
Luego me puse a currar de técnico de mantenimiento en diferentes ámbitos, lo que me hizo patear toda la península (Portugal incluido), archipiélagos (ambos), visitas a Francia, Deustchland (sobre todo), y aeropuertos.
Conducir me produce sueño, así que cuando me dormía mi burro me llevaba directo al Aeropuerto, como mínimo un par de veces a la semana.
Eso era quemar pretóleo por todo lo alto (a 12,000m).
Pero esa no es la vida que me gustaba, amén del escaso tiempo que pasaba en casa. Se aprendía mucho (cosa que me encanta), pero no lo suficiente en comparación como cuando uno se curra los propios errores: básicamente veía los errores de los demás.
Así que empeñado en perpetrar mis propios desastres me metí a lo que me mola: I+D(+i) en electrónica.
Desde entonces, hace años que me pagan por jugar en lugar de por currar.
Pasé una temporada larga en la automoción. En 2011 me pusieron la posibilidad de ir a hacer I+D sobre vehículos híbridos y eléctricos (la Business Unit o Unidad de Negocio de Hybrid and Electric Vehicles – HEV) de una gran multinacional alemana, aquella en la que curraba.
Unas negociaciones raras (las chicas de RRHH eran novatas, igual que yo, en eso de ser expatriado) además de un Gerente de Planta un poco desconectado (como veremos, tenía otras cosas más importantes en mente), hizo que al principio la cosa fuese caótica.
Visitas a Nürmberg a porrillo (al principio una semana allí, dos o tres aquí, al final una semana o dos allí, otra aquí), una enana de dos añitos que cumplió durante el proceso, el tema de movernos toda la familia (cosa bienvenida en esos momentos por todos), convirtieron los últimos meses de ese 2011 en una locura.
Un tumor cerebral detectado más tarde a mi suegro así como unos precios de alquileres de pisos no muy elevados más tarde, la situación se centró en dos puntos: la economía (no llegaba con un sueldo español en una empresa alemana, era el empleado más barato), y una gran distopía técnica – organizacional que me llevaba loco.
El pestazo a chamusquina empezó a ponerme las cosas complicadas, a enturbiar la decisión, pero a finales de noviembre me empezó lentamente a aclarar la situación.
Por Navidades tuve una charla en privado con el Gerente de Planta, una persona a la que agradezco (igual que a las chicas de RRHH, que hicieron un muy buen trabajo y de quienes guardo un grato recuerdo) la oportunidad, así como muchas más cosas que aprendí de él.
Otro de mis Maestros en esta vida de aprendiz.
Renuncié al puesto.
El tumor cerebral que acabó con la vida de mi suegro el Día del Padre fue quizás el mayor detonante, y razón de sobras como para renunciar.
Pero eso no fue ni de lejos la única razón.
Mi señora me dijo que siendo varios hermanos, y dado que la mudanza iba para largo, que no tomase la decisión simplemente por esa razón.
Como de costumbre, las sabias palabras de la persona más inteligente que conozco (o sea, la “jefa”), tenían mucho de razón.
Pero la decisión al final fue de renunciar. Y el peso de la distopía que veía en Deustchland era todvía mayor (y mira que no es fácil) que la razón que esgrimí.
Lo dejé por dos razones de tanto peso que cualquiera de las dos eran suficientes como para renunciar, sólo que una era políticamente aceptable, la otra no.
Porque el problema era de política interna… y de algo más.
El hecho de renunciar me hizo tomar distancia, cambiar las prioridades, meterme en entender por qué de esa distopía, esa disonancia cognitiva que me envolvía cuando estaba en Nürmberg.
Dejé de pelearme con las transformadas de Clarke y de Park.
Distopía.
Decidí investigar lo que mi difunto padre me dijo cuando yo era joven, impetuoso e ignorante, y defendí los cochepilas: “los coches eléctricos lo único que hacen es cambiar el tubo de escape del cocha a la central eléctrica”.
Así que, para distraerme, las semanas que todavía fui a Nürmberg, a veces con mi futuro sustituto, una vez hube renunciado al puesto (uno se “se va” sin más de este tipo de cosas, que van para largo, como tres meses más), me pasé las noches de hotel metido con las cosas “raras” que veía en todo el tema del cochepilas, logística, costes, precios, baterías, etc.
El Gerente saliente, antes de informar al resto de la planta que dejaba la dirección de la misma para pasar a ser director de la BU de HEV (o sea, iba a ser mi “jefe” de nuevo en Nürmberg, cosa que ya me había informado en su momento, lo que implicaba que yo no iba a ser un simple ingeniero de I+D, cosa que también me hizo echarme para atrás puesto que no me gusta el politiqueo), impulsó formaciones internas.
Así que con la excusa de dar formación sobre cochepilas a la planta debido a que, supuestamente, íbamos a fabricar cosas de esta sección en nuestra planta, me facilitó la investigación sobre esa distopía que me atenazaba.
La formación fue un éxito. Un curso de cuatro horas teóricas (que se iban a las cinco en realidad) tuvo mucha acogida con más de media docena de ediciones de una veintena larga de asistentes en cada una de ellas.
Sin embargo, quién más aprendió, fui yo.
Ese conocimiento me dejó claro que lo que se decía en 2012 del cochepilas no era ni de lejos la realidad que tocaba yo en el departamento de I+D de HEV.
Allí había mucha política (de la que hoy no voy a hablar), pero sobre todo, había deudas, muchas deudas. 700 millones de € de deudas a finales de 2011.
No funcionaba.
Ni va a funcionar.
No al menos en Europa, no para los fabricantes europeos. Pero tampoco, de formas similares pero menos evidentes, en el resto.
La cantidad ingente de información que recogí acentuaba todavía más mi percepción distópica, una situación de discrepancia creciente entre lo que la física, la economía y la electrónica me decían con respecto de las percepciones generalizadas.
Algo no encajaba.
Me encontré algún detalle clarificador por el camino, pero me pareció tan desagradable que simplemente me negué a verlo.
Shock Ontológico.
Sin embargo, una vez más tranquilo (gerente de planta nuevo, que como siempre que viene un nuevo alfa de la manada va dejando su rastro por todas las esquinas, lo cual me hizo temer que estaba en peligro, cosa que afortunadamente no pasó: no soy más que un soldadito diminuto, raso, chusquero, cualquiera, don nadie, así, en minúsculas, un simple remero de galeras que interpreta cómo va la batalla por los ruidos y comentarios que oye en cubierta), ya con la defunción del suegro perfectamente establecida en la última fase de Kübler Ross, y con la situación laboral, económica y familiar estable, bajé la guardia.
Corría noviembre de 2012, mi 41 aniversario, todo bien y tranquilo en casa, en el trabajo, buen rollito con la nueva dirección, satisfacción por las formaciones que todavía estaba dando (y ampliando), y con trabajo en abundancia calculando costes de producción (como jefe en prácticas de una nueva sección de mi departamento que nunca llegó a materializarse) de proyectos de la BU de HEV.
Ni rastro de la crisis de los 40.
Mi futuro no era tan brillante como hubiese sido como ingeniero de I+D, pero tampoco estaba mal como futuro responsable de cierta sección en la planta. Tampoco es que hiciese mucha ilusión ninguna de las dos cosas, visto lo visto.
Incluso en esta segunda posición, con mucha menos presión, seguía siendo una sardinita en un banco de tiburones hambrientos, con muchísima presión, con más de 1000 M€ de deudas acumuladas para finales de 2012, y con previsiones muy feas de futuro.
Los que ya eran mayorcitos por entonces, recordarán que la situación económica en 2012 no era precisamente boyante debido a una mega-crisis que empezó en 2008.
Con la guardia baja, tranquilidad, y más tiempo libre en casa, por diciembre de 2012 alguien me dijo que en la tele habían entrevistado a un tal Doctor (en física teórica y licenciado en matemáticas) Antonio Turiel, y que esa entrevista me hubiese gustado.
Al final la ví en el móvil como una semana tras mi cumpleaños, de noche, en la cama.
Y entonces fue cuando la constelación de puntos que era la gran cantidad de información que había recabado y procesado para la formación (y mi curiosidad personal) dejó de ser un montón de números para ser una figura, una imagen, una idea mucho más grande, clara… y horrible.
Descubrí lo que es el Peak Oil, de mano del Dr. Turiel, (AMT de ahora en adelante).
Fue la última pieza del puzzle, la que me hizo ve la imagen que se escondía detrás de la situación de discrepancias técnicas con el cochepilas.
Para mí, un shock ontológico.
AAAAAAAAAAAHHHHHH… el apocalipsis!!!!
El mundo se acaba!!!!
Vamos a morir!!!!
Entré en pánico.
Es lo normal.
O no. Aún tengo pelo. Blanco, pero tengo. No me tiré lo suficiente del mismo como para quedarme calvo.
Pero eso tampoco me terminaba de cuadrar.
También tenía su propia discrepancia.
Pero el Shock Ontológico seguía estando ahí.
Eso cambió el curso de mis investigaciones.
Me metí en el Blog de The Oil Crash de AMT, obviamente.
Lo leí con avidez, y del blogroll asociado, me metí en otros blogs similares: Cassandra's Legacy del Profesor Ugo Bardi, Our Finite World de Gail Tverberg, y The Archdruid Report de John Michael Greer (JMG, uno de los grandes referentes míos).
Hubo más, pero esos fueron los que me enseñaron muchas cosas en esos momentos de necesidad. Algunos fueron más inmediatos (Bardi, Gail), otros fueron más lentos, pero el de mayor calado fue a la vez el que más tardó en formar mi manera de pensar: Greer, el Druida.
Ahí fue dónde empecé a darme cuenta que había dos temas más muy importantes que no se trataban en The Oil Crash, y que sólo Gail tocaba tangencialmente o algo más directamente, pero que Greer dejaba claro que son importantes: sociología/psicología y economía (ahí es dónde Gail algo aporta).
Esta última parte me hizo meter en otras fuentes, Rankia entre ellas, pero con diferencia, en Armstrong Economics, de un personaje muy curioso, Martin Armstrong. Todo esto relacionado con economía.
Y luego, en el foro asociado, dónde empecé a leer, informarme, intercambiar información, etc. me registré usando un nick “prestado” de “una vida anterior” (era el de un compañero de mantenimiento “itinerante” de equipamiento industrial).
Cada vez iba aprendiendo más, y aportando más en discusiones muy interesantes. Hasta que tocaron el tema cochepilas.
Obviamente, empecé a dar información: tengo en abundancia (aunque ahora está algo más obsoleta).
Eso causó una respuesta muy inesperada, breve, corta… pero de gran repercusión.
AMT me pidió que le escribiese un articulillo sobre baterías o cochepilas. Aunque fuese poca cosa.
Al final fue una serie de 16 + 1 (16 entradas sobre cochepilas, un epílogo sobre “mi colapso y yo”) que AMT publicó en su blog hace ya años, terminando hacia julio de 2017.
Ese fue el “nacimiento” de Beamspot.
De qué va este blog.
Bueno, creo que queda claro que aquí voy a hablar de cochepilas y del Peak Oil.
Sip. Y de otras cosas asociadas. Cambio climático incluido.
En realidad, la mayor parte de mis intereses van por derroteros similares que incluyen el Peak Oil, pero no se limitan a este.
La temática de fondo, es el fin de la “Civilización Occidental”, propiciada por el Peak Oil, y acrecentada por el cambio climático (de hecho, la destrucción sistemática del planeta).
Lo que intento es abordar las posibles vías que nos van a ir apareciendo por delante, elucidar qué nos puede deparar el futuro, qué formas puede tomar este fin de civilización.
Qué etapas tenemos que afrontar, plazos de tiempo, dónde estamos y hacia dónde vamos, y qué podemos hacer frente a todo esto.
Es mi investigación de posibles estrategias de supervivencia ante la que se nos avecina.
Eso es lo que me quedó claro: esto se hunde, pero va mucho más lento de lo que la gente está dispuesta a aceptar.
Estoy hablando de varios siglos.
Y mi punto de vista es controvertido, poco aceptable (para mí mismo también), sujeto a mucho mal rollo por parte de mucha gente, desagradable (insisto: para mí también), pero me parece que inexorable.
Esto no va de gustos: al Universo se la trae al pairo mis (nuestros) gustos.
Así que siendo padre, me preocupa el mundo que le dejo a mi descendencia, y la situación en que me veré envuelto en mi vejez.
Eso es lo que intento averiguar, investigar, y creo que tras una década de búsqueda, algunas ideas he aprendido.
Una de las cosa que quiero dejar muy muy clara para que todos lo tengamos en mente, es que creo que tenemos muchos problemas interrelacionados. Muchos.
El Peak Oil es sólo uno más. Muy grave, mucho más de lo que la gente cree, pero ni el peor ni el único.
El Cambio Climático, es otro. Probablemente el más grave de todos, sí, pero tampoco el único… y en su momento creo que será bastante ignorado, mira tú por dónde.
O mejor dicho, el Cambio Climático es el síntoma de algo mucho más profundo: nos estamos cargando el planeta.
En ese sentido, aunque el Cambio Climático es muy ominoso y de un calibre inigualable, su plazo me parece más largo que no el del problema más inmediato del Peak Oil.
Peor aún.
El Peak Oil es una gravísima amenaza al planeta que promete empeorar muy mucho la situación medioambiental a medio – largo plazo.
Y estos problemas además estarán eclipsados por la manifestación fehaciente, confusa, camuflada, de los problemas financieros y económicos, que llevan ya un tiempo con ramificaciones sociales y políticas: el Trumpismo (que existía ANTES de Trump), los Chalecos Amarillos, Sri Lanka, los Wokeviques, la ola de extremismo político (Podemos e ideologías afines – con tintes Woke y ecofascistas por un lado, Vox, AfD, LePen, Meloni, extrema derecha y fascismo “clásico”, como reacción, por otro).
La crisis de 2008 fue el primer peldaño de esta escalera descendiente que tenemos por delante. Y no fue el peor, ni de lejos, de los que tendremos en las décadas próximas.
Son estos otros temas, menos técnicos (que también los habrá, estoy pensando en uno sobre baterías y otro sobre bombeo, por ejemplo), los que me importan. Implicaciones feas, desagradables, problemáticas. El tipo de cosas que hoy no se tratan porque levantan pasiones muy radicales, enraizadas, odiosas.
Inevitables.
Odiosas porque precisamente se siembra odio (fácil, casi que éste sale sólo, y eso es precisamente uno de los temas importantes) hacia cualquier atisbo de discusión al respecto. Ahí se disparan matapensamientos a granel para evitar del todo este tipo de discusiones.
Agarraos a la silla, id preparando una tila, e id haciendo callo ante temas controvertidos que, por feos e inaceptables, no podemos esquivar.
Que los saque, no implica que me gusten, que los acepte, ni que los desee. Pero los problemas no se arreglan ignorándolos.
Que no se os olvide.
Beamspot.
Uau, maleducado no. Mala persona. Me has hecho llorar con tu sueño...
Gracias por tus aportaciones. Por cierto, el concepto hopium aun no lo conocía y ha sido brutal. Uno se siente un poco solo con estas ideas (tipo Galileo Galilei cuando intentaba comunicar sus descubrimientos) y dar respuestas a ello sirve de consuelo.
Hola.
Estoy probando la sección de comentarios... registrado desde una cuenta de correo temporal, ya perdonarás. No sé si quieres que la gente comente, o el blog se cerrará a comentarios.
Pero me gustaría comentar varias cosas:
1- No soy muy dado a participar en foros, ni escribir blogs, etc... pero últimamente está creciendo la necesidad en mi interior de plasmar por escrito las cosas que veo que van mal, qué creo que va a pasar, y cómo prepararnos para lo que viene dentro de lo posible. No sé cómo hacerlo, pero de momento me limito a escribir comentarios como éste.
2- Conozco tus escritos desde hace tiempo... tus entradas en el blog de AMT, tus post en foro crash-oil... y decirte que si bien no coincidimos al 100% en pensamiento, sí tenemos mucho en común, y por eso me interesa leerte y en la medida que pueda, compartir ideas y conocimientos de los diferentes campos que tocamos. ¿Por qué digo que me siento lejanamente identificado contigo? Yo tengo estudios técnicos y me dediqué muchos años a ingeniería civil y software de elementos finitos, e incluso a la investigación científica... sin embargo, es un mundo que ya dejé atrás y mis lecturas preferidas ahora son sobre filosofía de la historia, psicología...
2.b.- La "discusión" con El Ultimo Argentino en el foro crash oil (que ayer cerró) me ha recordado a los primeros capítulos del último libro de Peter Turchin que estoy leyendo y os recomiendo: "End times"... explica porqué para algunas personas estamos mejor que nunca -objetivamente con los datos en la mano tratados de cierta manera, se puede llegar a esa conclusión- justo antes de que las élites empiecen a hacer cosas muy feas para aferrarse al poder. La discusión con Crates no la pillo, buscaré sus mensajes antiguos para comprender su punto de vista.
3- Me encanta el enfoque que quieres darle a tus escritos. Ya se ha dicho todo lo que se tenía que decir sobre agotamiento de recursos, salvo la autocrítica de porqué algunos han/hemos fallado en nuestras previsiones de fechas, y hacer seguimiento de la producción del shale y de los supergigantes del oriente medio, cuyo decline terminal, a mi modo de ver, marcará el inicio de los problemas "de verdad" para Europa, Japón y Corea. Así que de lo que realmente importa hablar ahora, es de cómo nos vamos a enfrentar a lo que viene, de cómo tratar con nuestras familias y amigos, de cómo identificar a falsos profetas, de cómo llevar el proceso en nuestro interior...
Te deseo mucho ánimo y suerte con el blog.