Prólogo.
Va pasando el tiempo, y mientras uno está entretenido intentando explicar unas cosas, la realidad no para de sorprendernos con otras.
Tampoco es de extrañar: la situación energética es una situación que evoluciona cada vez más rápido, y encima acelerándose, así que hay algunas noticias relacionadas con el tema que merecen su atención.
Hay un par muy relevante que han sucedido en las últimas semanas: los “Bazooka de Dragón”, o sea, de Mario Draghi, y también de Xi Jinping. Ambos estrechamente relacionados con la situación energética, en especial la europea (que afecta indirectamente a China).
Pero dado que eso son noticas de mucho calado, 800.000 Millones de €, absolutamente relacionadas con lo que se explicó en la segunda entrada del Efecto Rivera, su análisis requiere de varias entradas.
Varias, en plural.
Como ya comenté, llevo varias semanas trabajando lo que iba a ser la última entrada de la serie del Efecto Ribera, sobre los aspectos humanos. Pero me he encontrado con que hay un par de conceptos sociales, sociodinámicos, diferentes, pero íntimamente relacionados, y especialmente necesarios para ese análisis, pues he pensado en sacarlos de un artículo a medias ya excesivamente largo y ponerlos en entradas separadas.
Dado que encima pinchan de lleno en las razones de esas dos noticias sobre estímulos económicos enormes, pues más razón para ello. Lo que implica varias entradas entremedias.
De ello es de lo que pienso hablar aquí.
La noticia.
En realidad, estamos hablando de un asunto que era cuestión de tiempo que se abordase. De hecho, ya se ha hablado de este asunto precisamente de forma bastante habitual tanto en la serie La Lavadora, como en muchas otras entradas de este blog o de artículos míos en otros blogs (no sólo en The Oil Crash del Maestro Turiel).
Esta notica es de la que he sacado la foto de portada. Y, cómo no, tiene de protagonista a la Ministra, Doña Teresa Rivera.
Básicamente, lo que está diciendo es que todos los propietarios de instalaciones fotovoltaicas, incluidos aquellos que tienen pequeñas instalaciones de autoconsumo, van a tener que actualizar su instalación para que desde la REE se les pueda cortar la producción.
Y se lo van a tener que pagar de su propio bolsillo.
¿La Razón?
La inestabilidad eléctrica que meten en la red, aunque su consumo sea mayor que su producción.
¿A alguien le suena esta explicación?
Ahora bien, hay algo que seguramente le habrá pasado desapercibido al lector: la coletilla del “aunque su consumo sea mayor que su producción”.
Y es que incluso en ese caso, la estabilidad de la red eléctrica doméstica (o industrial) en la que está enchufada la fotovoltaica, sigue estando proporcionada por la red eléctrica general, ya que la variación de producción, que es lo que genera inestabilidad, se convierte en una variación de consumo, que sigue siendo exactamente la misma inestabilidad.
Por tanto, esta noticia lo que está diciendo es que ahora TODOS (presuntamente algunos se escapen, pero eso lo veremos en detalle en la siguiente sección) los que tienen autoconsumo, van a tener que supeditar su producción a la coordinación de la REE.
Es decir, la REE puede decidir en qué momento puedes producir, autoconsumir, y en qué momento no.
De hecho, no sólo puede: va a hacerlo.
No queda otra.
Puesto en claro: implica que todos los que tengan fotovoltaica conectad a la red van a tener que pagar para que se les instale una cartilla de racionamiento.
Como bien dice Don Félix Moreno, #AsPredicted.
La vertiente técnica.
Bueno, la ley que se explica en esa noticia habla directamente de un rango de potencias que va desde los 0.8KWp hasta los 100KWp.
Dado que un panel fotovoltaico da en el mejor de los casos 200 Wp (potencia de pico, cuando está totalmente Cara al Sol) por m2, eso significa tan poco como 4m2, que es como entre dos y diez paneles, según el tamaño.
Miseria, casi lo mínimo que muchos se instalan.
Por eso insisto en que TODOS los que tienen autoconsumo se van a encontrar afectados.
En realidad, la situación no es excesivamente compleja: la gran mayoría de inverters ya tienen la opción de control remoto, generalmente a través de internet.
De hecho, muchos están conectados a la red, para que sus dueños puedan consultar en todo momento de lo que produce, y hacer alarde (como me hicieron hace poco) de supremacismo moral, de la adherencia al Partido.
También para que un puñado de hackers les tiren abajo todo el sistema de producción en un momento dado (esto es de 2024), nada nuevo (esto es de 2022).
O para que la misma REE les corte la producción, el famoso curtailment, si la situación lo demanda.
Por tanto, no estamos hablando de ninguna maravilla, ni de una inversión cara. Mayormente, estamos hablando de una instalación de firmware (el programa del ordenador, microcontrolador, hablando con más propiedad) o incluso sólo de la parametrización de los datos (conexión a un servidor, permisos de acceso, etc).
Y la conexión permanente a internet del inversor.
Algunos pocos tendrán que hacer algunos cambios más, y pagarlo de su propio bolsillo.
Ahora bien, y eso es lo importante ¿cómo saben los del ministerio quienes han cumplido y quienes no? ¿Cuáles van a ser las medidas de coacción para forzar a que los autoconsumidores y prosumidores acaten la norma?
Fácil: el contador eléctrico, ese que han actualizado y que es el guardián de la red eléctrica.
Es decir, si alguien tiene autoconsumo, no lo declara, y en un momento dado hay inestabilidad, en lugar de cortar la producción fotovoltaica, le cortarán el acceso a la red eléctrica. Y en esa situación, esos inverters dejan de producir electricidad, por mucho sol que haga: no hay quien les compense la inestabilidad que producen (aquello de sincronizarse con la fase de la onda sinusoidal de la propia red eléctrica).
Nada que no haya sido denunciado ya por este autor.
Por tanto, estamos hablando ya de una medida legal que autoriza la aplicación de una medida de racionamiento.
La primera, la que abre la puerta.
Sin embargo, antes de atender a las cuestiones sociales que hay implícitas, hace falta otro detalle técnico más: el tamaño de las instalaciones afectadas.
Si, ya he dicho que todos van a verse afectados. Ciertamente, no hay un solo panel fotovoltaico que produzca por sí solo los 800Wp de mínimo. Pero sí hay muchos que están por encima de los 200Wp.
Pero es que encima hay un elemento que siempre se obvia, a pesar de haber insistido en ello: la orientación de dicho panel.
Muchos autoconsumidores y presumidores instalan esos paneles directamente sobre el tejado, de forma “plana”, es decir, con la misma orientación que el tejado.
Dado el estilo mediterráneo de techos bastante llanos, eso implica dos cosas: primero, que miran hacia dónde miran, pocos miran directamente al Sur, que es hacia dónde dan el mejor rendimiento.
Pero es que casi todos tienen una elevación que permita llegar al máximo de pico de potencia, que, encima es en verano. A lo que hay que añadir el efecto isla de calor que producen esos paneles, encima de tejados que ya de por sí también producen efecto de calor, en situaciones urbanas que añaden aún más al efecto isla de calor, aumentado por el reciente ataque contra los costes de mantenimiento del arbolado urbano.
Esto se traduce en una capacidad muy baja de llegar a la potencia de pico de los paneles, ya que cuando están en su mejor orientación la temperatura elevada de la instalación reduce la potencia de pico que éstos pueden producir.
Es decir, la mayoría de las instalaciones tienen una potencia de pico que raramente van a alcanzar, demostración de la ineficiencia de las instalaciones que se acometen (mayormente por estética, pero también por normativas varias), pero que, sin embargo, es la que se utiliza para determinar la aplicación de la ley.
Un segundo punto importante, es el del tamaño de la instalación, no en m2 de paneles, sino en m2 de instalación sobre superficie horizontal. Es decir, de terreno, terraza, terrado, jardín, tejado, campo de ex - cultivo, etc.
Y es que, aunque estén algo levantadas, hay que dejar un espacio entre los paneles para poder entrar a limpiarlos. Algo especialmente importante en las instalaciones algo grandes.
No limpiarlas significa que a la primera que haya algo de calima, la suciedad disminuye aún más la producción, y con ello la potencia de pico, la energía que se produce, manteniendo la inestabilidad.
Eso implica que para una instalación algo grande de, pongamos, 10KWp, necesitemos como 60m2 de terreno y fácil acceso a dichos paneles para limpiarlos.
Especialmente si están en una ubicación no tan urbana, y con algo de viento: la tierra que hay debajo y en las proximidades levanta el polvo que luego se deposita en dichos paneles.
Estas son dos de las varias razones por las que las instalaciones mixtas de fotovoltaica y cultivo es una tontería suprema: el acceso a la limpieza es más difícil (muchas instalaciones de autoconsumo van a ser realmente difíciles de limpiar por la inaccesibilidad, lo mismo que las instalaciones mixtas que se comentan, que tienen que poner los paneles muy elevados para que los tractores puedan pasar por debajo), la suciedad de acumula debido a la ubicación en tierras varias (que se ven acrecentadas por las propias labores de cultivo), el mayor coste de una instalación elevada (recordemos que este caso particular es para esas “instalaciones mixtas” de fotovoltaica + cultivo), y el menor rendimiento para dejar pasar una parte del sol hacia los cultivos, lo que implica menos m2 efectivos de paneles por Ha.
Todo esto deja claro que el abanico de afectados por esta norma va desde cualquier instalación modesta de autoconsumo hasta instalaciones casi industriales de mayor calado, incluyendo las comunales.
La vertiente social.
La primera implicación, es que esta ley de racionamiento va a afectar a todos los que tienen autoconsumo.
Es decir, a aquellos que generan inestabilidad eléctrica con sus instalaciones renovables eléctricas intermitentes y descontroladas.
A los causantes reales de este desaguisado. Los “ejecutores físicos”, pero no los instigadores o autores intelectuales.
Una demostración que esto se tiene que planificar de forma centralizada (el asunto planificación es uno de los artículos relacionados con el Efecto Ribera, que precisamente es eso, una planificación pésima, por razones sociales, políticas y religiosas que nada tienen que ver con las razones técnicas).
Ahí el gobierno británico ya nos lleva delantera hacia esa dirección.
El segundo efecto, es el ya mencionado que establece el precedente del racionamiento energético inevitable al que nos vemos abocados.
Es cuestión de tiempo que el racionamiento no se limite a la producción. También va a ser extendido al consumo, eufemísticamente llamado “gestión de la demanda”.
Eso es un caso grave, y cuyas consecuencias de primer, segundo y tercer orden son precisamente los puntos importantes de la última entrada del Efecto Ribera. Consecuencias que empezaremos a ver aquí.
El tercer efecto, es que eso implica que tarde o temprano va a volver el Impuesto al Sol, de una forma u otra.
Y aquí es dónde hace falta echar la mirada atrás y comentar una cierta dinámica social importante y relevante en todo este entramado.
Me refiero al extinto Impuesto al Sol que tanto se criticó y se mencionó en pasadas legislaturas en las que los partidos del actual gobierno no paraban de criticar, convenientemente amplificados por los medios de manipulación de masas.
Si, me refiero a esos del No a la Guerra, y del No al Impuesto al Sol, y del No a la Ley Mordaza, y del No a la injerencia en nuestros cuerpos (mi cuerpo mi decisión).
Esos mismos que ahora que tienen una nueva Ley Mordaza hablan de quitar la anterior (que ya ha sido reemplazada por una mucho peor a nivel europeo). Esos mismos que dan ayudas a la Guerra (necesaria según ellos) de Ucrania endeudándonos en el proceso. Esos mismos que impusieron y coaccionaron una vacuna que no era ni segura ni eficaz.
Esos mismos que ahora están trabajando para volver a poner el Impuesto al Sol, que tiene su razón de ser como bien ha sido explicado.
Esta dinámica tiene mucho que ver con cómo funciona nuestra sociedad, así como con quienes son los integrantes en las esferas más altas de estos partidos (¿hay alguno que no haya apoyado la imposición vacunal?), de aquellos que realmente toman las decisiones.
Esa antigua ley del Impuesto al Sol tenía un abanico bastante estrecho y evidente de aplicación: todas las instalaciones de más de 10KWp. Esas que ocupan más de 50m2 de terreno.
Pero ¿Quiénes pueden permitirse semejantes instalaciones?
Está claro que aquellos a los que afectaba no eran los pequeños propietarios de autoconsumo, que generalmente suelen ser instalaciones de menos de 10KWp, ya que las potencias que suelen consumir las viviendas (mirad la potencia contratada que tenéis) están en el orden de 4 -5 KWp.
Es decir, el Impuesto al Sol que tantos ríos de tinta creó, tanta rabia y tantas rasgaduras de vestidos causó, era, de facto, un impuesto a los ricos.
Pues resulta que los que se llenaban la boca diciendo que había que quitar el Impuesto al Sol, que son los mismos que dicen desde hace tiempo que hay que subvencionar los cochepilas de 50.000€, que también sólo tienen los ricos, son los mismos que luego piden un “impuesto a los ricos”.
Toda una contradicción.
A no ser que empecemos a entender un hecho trascendente: hay ricos buenos (los que tienen fotovoltaica y cochepilas) y ricos malos (los que no suscriben la ideología del partido). En la nomenclatura de Turchin, élites y contraélites.
Y esos ricos buenos tienen una sobre representación muy grande en los medios de comunicación y en los partidos dirigentes. Son los dueños del Relato™.
Por supuesto, de lo que se trata en este caso, es de “dar ejemplo”, ya que estas élites son generalmente aquellas en las que el pueblo llano se mira como “aspiración”, o como ejemplo a seguir.
Unas élites que se consideran a sí mismas moralmente supremas, ya que “son buenas” porque “miran por el planeta”, y “dan ejemplo” poniéndose instalaciones fotovoltaicas grandes (por la que obtienen descuentos y hacen negocio a costa de los demás), y comprándose un Tesla de 100.000€ que no paran de exhibir en público… por los cuales reciben suculentos descuentos, subvenciones, privilegios (como acceder al centro de las ciudades a lucir, cargar gratis, exenciones de impuestos, aparcar gratis, autopistas de peajes gratis) y demás prebendas.
Esos mismos que ahora exigen una nueva red eléctrica para “acomodar” SUS instalaciones renovables, que son las causantes del problema, así como una red de cargadores accesibles, vasta, grande, de media potencia, con toda la vasta infraestructura que ello conlleva.
Unos costes muy grandes… que quieren que, de nuevo, paguemos entre todos.
Digámoslo claro: esta gente, que es muy ávara y egoísta, exige que el pueblo les pague por sus lujos, les pague sus necesidades (cargadores, infraestructura eléctrica) y encima los venere.
Un viejo clásico: la privatización de los beneficios (en manos de unas élites moralmente supremas, porque ellos lo valen) y la colectivización de unos gastos y costes que éstos generan. Para ellos lo bueno, para los demás, lo malo.
Y, encima, exigen que se les rinda pleitesía y nos postremos a sus pies. Y para rematar, no dudan en decir que los ávaros y egoístas son los demás. Todo muy göbbeliano.
Porque, como subtexto (y profundizaremos mucho en esto en próximas entradas), sólo unos pocos ricos son “seres de luz”. Otros “ricos” no.
Pero por defecto, todos los pobres son malos: no tienen autoconsumo, no tienen cochepilas, y encima se atreven a ensuciar la atmósfera emitiendo CO2 con su (sucia) respiración.
Una vez que entendamos esta dinámica empieza a verse algo más clara la situación: cuando el límite se baja de 10KWp a 0.8, a unos míseros 800 Wp que es lo que consume un fogón de una pequeña vitrocerámica, o un microondas, resulta que TODOS se ven afectados.
En este caso, la medida se extiende a todos aquellos “pobres” que se han atrevido a creerse superiores instalando una poca generación fotovoltaica, y que, seguramente a tenor de la mentalidad de estas élites, son los auténticos causantes de la inestabilidad en la red (recordemos que hacen falta diez “pobres” con 1KWp de autoconsumo para igualar los 10KWp de un “rico”).
Lo mismo que pasó con las subvenciones a los cochepilas: una vez que se han empezado a vender coches eléctricos a “pobres”, dichas subvenciones han empezado a flaquear (¿cómo anda el tema subvenciones al autoconsumo “popular”?).
Como de costumbre, las novedades tecnológicas favorecen a los ricos que adoptan dichos avances tempranamente (los “early adopters”) mientras luego esos gastos se pasan al resto de la población, y desaparecen cuando estas tecnologías empiezan a ser populares.
La típica bomba de riqueza de las clases bajas hacia ciertas élites.
Por eso es normal que hubiese tanto griterío ante un necesario Impuesto al Sol que en realidad era un impuesto a la inestabilidad y los problemas que generan estas tecnologías. Constaba como peajes de acceso. Y por la misma razón ahora hay silencio.
Por supuesto, hay una segunda razón para ese silencio: los que antes estaban en contra de dicho impuesto, son los que ahora están implementándolo de nuevo, los mismos que mandan en los medios de manipulación de masas, así que no tienen interés en que haya reacción a esta noticia y se note su traición a sus presuntos votantes (una más, como veremos).
Conclusión.
Esta noticia, no por predicha, deja de ser mucho más relevante que la atención que se le ha puesto.
Es la confirmación de la tendencia que se ha ido explicando por parte de este autor desde hace años, así como de las hipótesis sobre las que se ha presentado una buena parte de los análisis técnicos sobre la inviabilidad de unas renovables eléctricas intermitentes y descontroladas.
Pero, sobre todo, es el inicio de algo largamente anunciado: la instauración de una cartilla de racionamiento basada en la tecnología, internet, y similares.
El inicio de la vuelta del Impuesto al Sol.
Otro aumento del poder del Estado (justo en algo necesario, pero que acabará mal).
Una demostración de que la ideología solo tiene una finalidad, y no es la del “bien común”.
Y también una demostración de qué élites están al mando, así como un atisbo a sus intenciones reales.
Es, por tanto, un paso más, pero a la vez, uno de los más trascendentales y directos.
Hasta la próxima,
Beamspot.
Gracias Guillen,una vez más,por el excelente artículo, excelente por bien escrito,por ser comprensible para todo el mundo...
También agradecido por no tener pelos en la lengua y decir las cosas como son,sin concesiones,ni servidumbres.
Enhorabuena y a seguir trabajando!!
Un abrazo de Martín Andrés.
Madre mía Guillem, acabas de citar una de las situaciones que algunos veíamos venir, pero esperábamos a que alguien con tu formación lo confirmara y además de forma pura y dura, nada de precios, sino cartillas como en épocas de guerra. Muy mal asunto de gestionar en un mundo de 8.000 millones porque supongo que esto nos afectará a todos.