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De momento poco que comentar... habrá que esperar a que la serie se desarrolle, pero de momento has abierto un camino que me gusta... a ver si sigues por los derroteros que te intuyo, cuando llegues al meollo va a ser interesante leer tu teoría.

La frase final, tiene flecos sin cerrar. ¿Qué tipo de decisiones? ¿las positivas o las negativas? ¿Si asumimos que un político debe sufrir las consecuencias -negativas- de sus decisiones, le legitima para beneficiarse de las consecuencias -positivas- de otras decisiones? Ej, un político no debería despenalizar el delito de malversación y/o prevaricación o cohecho.

Entonces volvemos al punto en el que estamos, el de la demagogia y el cortoplacismo, porque nadie quiere aplicar medidas impopulares, sólo las que le beneficien al político de turno. Y eso es nefasto para el conjunto de la sociedad a largo plazo.

Ahora, si lo que queremos es acotar que sólo a las consecuencias negativas deben ser sufridas, y ningún beneficio va a obtener el político de las decisiones que le sean favorables, entonces, nadie querría ser político.

No sé, es un bucle, del cual no sé salir dentro del sistema político actual. Desde otros sistemas sí se puede abordar. Y por otros sistemas, no pienso sólo en autocracias... podría valer también el sistema de funcionariado final del Imperio Romano, en el que los cargos eran hereditarios (nadie quería mandar, así que fue la única manera de que se ocupasen los puestos). Y más lejos aún... ¿alguna vez se ha ensayado un sistema en el que los cargos políticos y administrativos de un país se designen de forma temporal, obligatoria, y por sorteo, entre la población? Creo que sí, pero no estoy seguro.

Tal vez, los regímenes democráticos degeneran en regímenes plutocráticos (que es lo que tenemos ahora, con ayuda de los partidos políticos, que en sí mismos se han convertido en un problema para el sistema), los cuales no saben gestionar bien el descenso. Buf, menuda liada... por eso al final, el colapso de una sociedad, no deja de ser una solución para resetear el sistema. No sé si hay otras formas sin pasar por la mano de hierro. Y no sé cual es peor...

Thick Lizzy, me encanta como escribes.

Varios apuntes; como dices, ya Platón se mostró en su día desencantado con la democracia ática de Pericles. Cuan parecido es lo que sentimos muchos, casi 2500 años más tarde, con lo que sentía Platón. Lo que dices que los políticos se empapen de filosofía, me recuerda al análisis que hace Toynbee del tercer tipo de salvador de la sociedad en desintegración (tras fracasar los salvadores por la espada y los salvadores por la máquina del tiempo): los filósofos disfrazados de reyes. Nota: todos fracasan en su intento de salvar la sociedad, incluso el último intento, el "Dios encarnado en hombre" también fracasa más adelante, pero creo que este comentario no debe desarrollar estas ideas de Toynbee

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Quizá más o menos como había pensado Platón, si no es posible que la filosofía asalte la política, si al menos se debería hacer que los políticos estuviesen empapados de filosofía. Los personajes de poder y los órganos de decisión cualesquiera que sean (políticos, técnicos, empresariales, jurídicos, etc.), si tuvieran una visión lo suficientemente amplia de sus decisiones en el futuro (si su política es de alcance “filosófico”) quizá serían más conscientes de que las consecuencias de sus determinaciones al final también recaerían, directa o indirectamente sobre ellos, sobre todo si esas consecuencias son transcendentales y las externalidades se convierten en un proceso caótico fuera de control.

Al final, es una cuestión de grados de ceguera y de una insuficiente visión (fruto de la ambición desmedida y/o ignorancia, desde el punto de vista del intelectualismo moral socrático es lo mismo) de quienes ostentan el poder al poner en práctica lo que determinan y los efectos que tendrá sobre la multitud de la gente involucrada; como digo, ellos incluidos, si lo que deciden es irresponsablemente exacerbado.

¿Sería posible actuar en política como haría la ingeniería forense o la NASA con el procedimiento AMFE (Análisis Modal de Fallos y Efectos) para anticiparse a todas las incidencias que pudieran surgir? Montesquieu sugirió en su momento una especie de “regulador PID” con el principio de la separación de poderes cuando se convenció de que para evitar abusos, la mejor forma de combatir al poder es con el propio poder (un gran ejemplo de realimentación negativa). Pero la falta de visión de las consecuencias finales “autoinfligidas” por desgracia ha sido la enfermedad que ha arrastrado a más de un político en la historia. Se me ocurren unos cuantos: Julio César, Napoleón, Sadam Hussein, Somoza, Gadafi, Hitler…, aunque éste, después de tratar de aplicar todo lo demencial de su proyecto hasta el paroxismo, se podría decir que recobró la visión demasiado tarde en el Búnker con los soviéticos ya encima: “Un hombre debe reunir el coraje suficiente para enfrentar las consecuencias (…) Sé que mañana millones de personas me maldecirán”.

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